sábado, 28 de abril de 2012

Retratos de romería (VI)


    Finalizamos estos Retratos de romería, con una nueva aportación, en este caso, sobre algunos momentos puntuales en que la celebérrima romería de la Virgen de la Cabeza fue suspendida oficialmente o tuvo un carácter meramente residual y testimonial.

    La primera romería suspendida de la que tenemos noticia tuvo lugar en 1559, como consecuencia de la epidemia de peste que asolaba distintas zonas de Andalucía. Para evitar el contagio de la entonces villa de Arjona, se reunió en concejo el día 25 de abril de dicho año “bajo la presidencia del alcalde mayor de la provincia de Calatrava en Andalucía, el bachiller Gonzalo de Herrera” y se adoptan entre otras medidas “el cierre de cercas y portillos de la muralla y poner guardas en las puertas necesarias para el servicio de la villa; que no quedase en la villa ningún forastero de quien pudiera sospecharse trajese contagio y que a los pobres que acudiesen a pedir limosna se les diese una libra de pan para el camino; que ninguna persona asistiese a la próxima romería de Nuestra Señora de la Cabeza, bajo la pena de mil maravedíes si lo hiciera, y prohibir su entrada en el pueblo hasta pasados dos años”.
     También se acuerda nombrar a los vecinos “que habían de guardar las puertas durante veinticinco días sucesivos”.
    Casi cuarenta años después, una nueva pandemia de peste, iniciada en 1597 en los puertos cantábricos, alarmaba a la altura de abril de 1600 al Cabildo iliturgitano que previsoramente tomaba el 21 de dicho mes la decisión de suspender la celebración de la fiesta de Nuestra Señora de la Cabeza, medida encaminada a prevenir la extensión de la enfermedad, dado el excelente caldo de cultivo que representaba la aglomeración ingente de peregrinos que arribarían de distintos puntos de España a las entrañas de Sierra Morena.     
    Pese a esta medida y otras que fueron adoptadas en los meses sucesivos, la epidemia terminaría propagándose por la ciudad a mediados del año siguiente, que tampoco celebraría la romería ni al siguiente, dándose por sofocada la pandemia el 19 de julio de 1602.
    Arjona no sufrió el contagio, seguramente por su sistema de amurallado que facilitaba el control absoluto de las salidas y entradas de personas y mercancías, una de las principales causas de su difusión.
    Su Cabildo adoptaría el 24 de marzo de 1602, cuando la peste se cebaba con toda su crudeza en las poblaciones limítrofes, el cierre con candados de “la puerta de Jaén y la puerta Nueva, y no queden más que la puerta de Córdoba, puerta de Andúxar y puerta de Martos; y éstas se cierran al ponerse el sol y en ellas se reciban testimonio de sanidad; y que nadie entre sin este requisito, bajo pena de cuatro años de destierro; y que todos los caballeros cuantiosos guarde el término a caballo, por turno”.
    Tres meses antes, el domingo 27 de enero del mencionado año, tuvo lugar una procesión general de rogativas por la salud, procesionando por las calles de Arjona las imágenes de San Roque, San Sebastián y Nuestra Señora del Alcázar, entonces patrona de la villa, oficiándose a continuación una misa en la ermita de San Sebastián.  
    Al declararse erradicada la peste en los pueblos de la comarca, Arjona lo celebró acordando “se hiciese el lunes siguiente fiesta solemne a San Roque, y se trajesen las chirimías de Martos y música y bailes; y que saliesen todos los oficiales con velas de libra y los porteros y alguaciles de media libra, y fuesen en la procesión, y hubiese misa y sermón; y que aquel día nadie trabajase, y que todos los clérigos dijesen misa a San Roque, y se pagase todo.”    
    En 1650 tampoco hubo romería. Por algún motivo que desconocemos, la imagen  de la Virgen se trasladó el 1 de marzo de su ermita del Cabezo hasta la ciudad y permaneció allí hasta el mes de diciembre.
    El  grave brote pandémico aparecido en la comarca en 1680, provocó verdaderos estragos en las poblaciones afectadas (Andújar perdió casi la mitad de su población, ignoramos si Arjona resultó indemne), de cuyo desastre demográfico tardarían décadas en recuperarse. La celebración de la fiesta en los dos años sucesivos, 1681 y 1682, tuvo sólo carácter local, no participando ninguna cofradía filial ante el temor de las autoridades de que se reprodujera la epidemia, por entonces controlada.
    Pero sin duda es a comienzos del tercer tercio del siglo XVIII cuando la romería dejaría de celebrarse oficialmente durante 11 años sucesivos, circunstancia que provocaría la desaparición de muchas cofradías y el descrédito al culto y veneración hacia esta advocación mariana.
    Todo se inició en 1772 cuando “Fernando López y Cárdenas, cura párroco de la villa de Montoro, presentó una denuncia al Consejo Real de Castilla poniendo de manifiesto los desmanes de tipo religioso, económico y social que ocurrían en la romería de la Virgen de la Cabeza, tales como ofensa a Dios y a la Virgen, escándalos generales, estafas, abusos de tipo sexual, … .”
    La denuncia del sacerdote tuvo acogida favorable en la Chancillería de Granada, que abrió un expediente de investigación y, a la vista de los informes solicitados, resolvió dar trámite judicial que concluyó con “una Orden del Consejo Real con fecha 16 de marzo de 1773” que conminaba al Corregidor de Andújar a recoger los Estatutos u Ordenanzas de la Cofradía Matriz y de todas las filiales, prohibiendo la reunión de las mismas y de la romería.
    Siete años después, en 1780, la Cofradía de Andújar redactaba unos nuevos Estatutos que terminarían siendo aprobados en julio de 1782, mediante una Pragmática Real otorgada por el monarca Carlos III que restablecía las celebraciones en el Cerro y la devoción a la Virgen de la Cabeza.
    La Guerra de la Independencia (1808-1814), la desamortización de Mendizábal (1836) y la Guerra Civil Española (1936-1939) fueron también momentos difíciles para la romería de “La Morenita”.
   Durante la ocupación francesa de Andújar (22 de enero de 2010- septiembre 1812) y pueblos de la comarca, la romería estuvo suspendida. El Ayuntamiento afrancesado, conocedor de la devoción del pueblo a su patrona, trae de su ermita el 28 de octubre de 1810 la imagen de la Virgen de la Cabeza, “para su culto y rezo en la iglesia conventual de San Francisco.”
   Con el proceso desamortizador de Mendizábal, la talla de la Virgen se traslada a la iglesia del convento de los franciscanos de Asís, donde permaneció entre 1835  y marzo de 1845. “Durante ese tiempo, el templo fue lugar muy visitado por las gentes de la ciudad y de la comarca”, que, de este modo, mantenían la devoción a esta advocación mariana. El 19 de noviembre de 1844, por Real Orden, se restituía el Santuario “a las Cofradías de Nuestra Señora de la Cabeza, trasladándose poco tiempo después la venerada imagen a su habitual morada”.
    El comienzo de la Guerra Civil en julio del 36, por último, provocaría en los años sucesivos, lógicamente, la interrupción de la fiesta hasta la finalización de la contienda.

BIBLIOGRAFÍA:

    ANALES DE LA CIUDAD DE ARJONA. Autor: Santiago de Morales Talero. Madrid, 1965.
    HISTORIA DE ANDÚJAR. Volumen II. Edita. Ayuntamiento de Andújar. Área de Cultura. 2009. CAPÍTULO: CULTURA Y TRADICIONES RELIGIOSAS EN ANDÚJAR DURANTE LA MODERNIDAD. Autor: Enrique Gómez Martínez.
    HISTORIA DE ANDÚJAR. Volumen I. Edita. Ayuntamiento de Andújar. Área de Cultura. 2009. CAPÍTULO: ANDÚJAR Y EL TRÁNSITO A LA CONTEMPORANEIDAD. Autor: Miguel Ángel Chamocho Cantudo.
    HISTORIA DE ANDÚJAR. Volumen I. Edita. Ayuntamiento de Andújar. Área de Cultura. 2009. CAPÍTULO: HISTORIA, SOCIEDAD Y ECONOMÍA EN LA ANDÚJAR ISABELINA. Autor: Luis Pedro Pérez García.
    FOTO PORTADA: Tomada de Simplemente Capillita.

2 comentarios:

  1. Una clara lección de historia, tomo nota y me quedo como seguidor. Desde Jaén un saludo y feliz dia

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