Aunque la pintura de
historia fue un género que se venía practicando desde épocas anteriores, cuando alcanza verdaderamente prestigio es en la segunda mitad del XIX, seguramente alentada y
promocionada por la convocatoria de Exposiciones Nacionales de carácter bienal
a las que el pintor de Arjona acudió con asiduidad.
La importancia y calidad de los premios y
medallas que se concedían suponía de hecho un auténtico espaldarazo para los
galardonados pues les abría la puerta del éxito y de la fama, cuando no a la
obtención de una pensión de estudios en la Academia española de Bellas Artes de Roma.
Los artistas que participan en estos
certámenes habían de ajustarse a estrictas normas fijadas por el propio jurado.
Manuel Ramírez tuvo especial predilección por los temas históricos relacionados
con la conquista de América: fueron sus obras complejas composiciones que
recreaban personajes, indumentarias y ambientes donde el pintor mostraba con
lucidez los destellos de sus conocimientos de dibujo, anatomía y dominio del
color y la luz.
De sus
obras de corte historicista hacemos mención en esta ocasión a “Muerte de Pizarro” (151 x 201 cms.), Tercera
Medalla en la
Exposición Nacional de 1878 que puede contemplarse en la
actualidad en el Museo del Ejército y “Noche triste”, óleo de 1890 adquirido en
el año 2000 por el Museo de Bellas Artes de Badajoz.
De la primera, lienzo que destacamos en la portada, reproducimos el siguiente comentario:
“El autor de la obra Muerte de
Pizarro, conquistador del Perú, realiza una representación en diagonal, que
divide el cuadro en dos grupos: el de los agresores y el de los agredidos. En
este último grupo aparece en primer plano, en el suelo y a la izquierda, la
figura del anciano Pizarro en escorzo, vestido de negro, sin armadura,
destacando el color blanco de las golas y los rojizos de las calzas y de la Cruz de la Orden de Santiago que lleva
sobre su pecho. Agonizante, parece realizar un último esfuerzo, para poder
dibujar con su propia sangre el signo de la cruz. Su espada ha quedado
aprisionada bajo su cuerpo, el peso de éste hace que la alfombra aparezca
curvada a la izquierda.
Tras la figura de Pizarro está la de uno de sus sirvientes, también en
el suelo, medio desdibujado a causa de la oscuridad de la sala. A la derecha
vestido con armadura y casco vemos con la espada desenvainada a un hombre que
parece dispuesto a rematar a Pizarro, uno de los agresores capitaneados por
Juan de Rada. En el ángulo inferior derecho se encuentra la cabeza del hermano
de Pizarro, Martínez de Alcántara, asesinado momentos antes. Los arrogantes
personajes de la derecha del cuadro perfilando las cabezas del último grupo de
asesinos muy bien dibujados. El segundo foco de luz, lo centra la figura de
Pizarro –emana de su persona-, y se refleja en la figura del soldado con
armadura y postura desafiante. El colorido tenebrista responde a una gama de
colores fríos. El cuadro demuestra además un buen dominio técnico, manifestado
en gran parte en el gran cuidado que se aprecia en el tratamiento de las telas
y en los metales de las armaduras, así como en los gestos.
Según Carlos Reyero, se puede apreciar gran
influencia del cuadro “El asesinato del Duque de Guisa” de Paul Delarroche,
algo que ya fue puesto de manifiesto en la Exposición de Bellas
Artes de Madrid de 1876 y después en la Exposición Universal
de 1878, donde fue ganadora de una medalla de tercera.
La obra fue adquirida por el Estado en la Exposición Nacional
de Bellas Artes de 1878, por un valor de 1750 reales, luego por Real Orden de 5
de mayo de 1879 fue depositado en el Museo Nacional de Pintura. En 1901 fue
confiado al Senado, hasta que el 20 de febrero de 1941 fuera depositado
definitivamente en el Museo del Ejército de Madrid por el entonces Secretario
del Museo Nacional de Arte Moderno”.
Mostramos en detalle este cuadro del genial artista arjonero:
Comentario de "Noche triste":
"Noche triste", obra de Manuel Ramírez que puede contemplarse
en la actualidad en el Museo de Bellas Artes de Badajoz
La segunda es comentada por el crítico
de arte J. O. Picón en estos términos: “El
héroe, al que España le debió no menos que un imperio, aparece sentado en una
peña en actitud que denota profundo abatimiento: tras él está la india que le
amó de quien fue amado y que supo servirle con fidelidad admirable; no lejos de
ellos se ven varios capitanes y hacia la parte de la derecha desfilan los
restos de las tropas, entonces allí por primera vez vencidas y que luego
tomaron tan gloriosas venganzas. El ambiente que envuelve la escena no tiene la
lobreguez y negrura propias de la noche, sino que está todo envuelto en una
atmósfera azulada que tiene mucho de
fantástica. La composición se
distribuye en dos grupos: el de Cortés, la india ricamente ataviada detrás de
él y un capitán de espalda que sujeta el caballo del conquistador sobre un
fondo boscoso más oscuro; en el grupo de la derecha, más alejado desfilan las
derrotadas tropas sobre un fondo más luminoso, constituido por un celaje más
propio del alba que de la noche. Destaca la correcta ejecución del paisaje, más
aún los brillos de las armaduras, especialmente la de Cortés, pero, sobre todo,
la impresión de abatimiento, cansancio y derrota del conquistador y su fiel
tropa”.
Fuente:
-CUADROS DE HISTORIA EN EL MUSEO DEL
EJÉRCITO. Autoras: Matilde Arias Estévez y Beatriz Tovar Ramírez.
-PINTURA DE HISTORIA EN EL MUSEO DE BELLAS ARTES DE
BADAJOZ. Autor: Román Hernández Nieves. Doctor de Historia del Arte y Director
del Museo de Bellas Artes de Badajoz.
- Imagen de portada: "Muerte de Pizarro", óleo del pintor arjonero Manuel Ramírez con el que obtuvo la Tercera Medalla en la Exposición Nacional de 1878.
-Colección Museo del Prado, 200 años.