Anejo
a la Plaza de
Santa María y conectado con ella mediante dos amplias escalinatas se halla el
Paseo de los Mártires, un espacio de geometría rectangular ceñido en sus lados
mayores por la fachada norte del Santuario y el mirador que corona la muralla.
Los primeros antecedentes de este Paseo,
también denominado Cementerio de los Santos, hay que buscarlos hacia 1639
cuando se retoman las obras de construcción del Santuario en la zona del
recinto fortificado comprendida entre las torres de la Vela y los Santos, lugar
donde los historiadores aseguran que aparecieron las primeras reliquias once
años antes.
Sin embargo, la configuración actual de
este espacio público, al parecer, es heredada de principios de la pasada
centuria. La última intervención en la zona, en cambio, tuvo lugar entre 2001 y
2004, remodelación ésta complementaria a la llevada igualmente a cabo unos años
antes por la Consejería
de Obras Públicas y Transportes en la
Plaza de Santa María. Se pretendía con ello no sólo remozar
este Paseo sino también dotarlo de un espacio unitario convergente con el
propio de la milenaria Plaza.
Para conseguirlo se utilizan dos tipos de
pavimento: enlosado del acerado en el contorno de su perímetro y empiedro con
cantos rodados en la superficie circunscrita.
Vista del Paseo desde su zona oriental
Foto de la entrada al Paseo desde su acceso oriental
Vista del Paseo desde las escalinatas de acceso oeste a la Plaza de Santa María
Vista del Paseo de las escalinatas de acceso este a la aneja Plaza de Santa María
Imagen del Santuario publicada en abril de 1913. Nótese cómo todavía no se habían construido los contrafuertes y en la zona del Paseo dedicado a los Santos se adivinan una hilera de árboles a continuación de la Cruz de Porcuna. Las inmediaciones del Santuario de las Reliquias aparecen terrizas, nada urbanizadas
Que el lugar contiene suficientes
elementos de interés para concitar la atención del visitante parece fuera de
toda duda: en la fachada norte de la
Ermita de las Reliquias se puede contemplar la portada,
característica del plateresco tardío, y sobre los ventanales sendas
inscripciones latinas con artísticas molduras labradas en piedra colocadas en
el año 1644 por el pueblo de Arjona, también la espadaña, levantada en ladrillo
que alberga la ‘Campanica del Turrón’, anunciadora sempiterna a grandes y
pequeños de la proximidad de las Fiestas dedicadas a los Santos Mártires; justo en
frente el despejado mirador desde donde se puede divisar una amplia franja del
Valle del Guadalquivir y las estribaciones de Sierra Morena; la Cruz erigida por la Cofradía de Porcuna en
1629 sobre graderío de piedra y pedestal, desde donde arranca un pilar cilíndrico
rematado en ábaco y bola pétrea que sirve de anclaje a la Cruz de Calatrava nimbada con
haz circular de rayos solares y, finalmente, el enigmático Laberinto, representación cargada de simbolismo labrada en dos tonalidades con cantos rodados.
Portada de la fachada norte del Santuario dedicado a los Santos
Una de las inscripciones latinas colocadas en 1644
La segunda inscripción sobre uno de los ventanales
La espadaña levantada en ladrillo y la popular 'Campanica del turrón'
El mirador
La Cruz de Porcuna
Detalle de la Cruz nimbada de Calatrava
Leyenda sobre el pedestal
El Laberinto, elemento misterioso realizado con guijarros de tonalidades blancas y grisáceas
Para más información sobre la portada y las inscripciones latinas, pincha sobre los enlaces:
Fuente:
-web de la Consejería
de Fomento y Vivienda de la
Junta de Andalucía.
-Elaboración propia con materiales publicados en el Blog.