El manuscrito de Juan de Ledesma (1633), es el texto más antiguo conocido que describe los pormenores sobre la imagen, el santuario, el trasunto de la aparición, los milagros y la fiesta que anualmente congregaba en el cerro de la Cabeza , a decenas de miles de peregrinos, un fenómeno sociológico que recoge la expresión colectiva en sus manifestaciones festivo-religiosas, su devoción mariana, en el marco de la sociedad barroca del primer tercio del siglo XVII.
Conocer los fastos celebrativos de entonces nos permite reconocer los referentes que han llegado hasta nosotros y apreciar los cambios y novedades incorporados con el paso del tiempo a esta secular romería.
Como buen cuadro costumbrista, ofrece pinceladas que nos sumerge en la actividad en el cerro, el papel de las cofradías participantes y en la liturgia de la procesión; en suma, una muestra de la idiosincrasia, el foklore y la devoción apasionada del pueblo a la Santísima Virgen de la Cabeza.
Como texto antiguo, escrito hace casi cuatrocientos años, hay que entenderlo, si bien se ha suavizado por el actual castellano.
“Sábado víspera del último domingo de Abril a medio día ya están en el cerro todas las cofradías que se han de hallar en la fiesta. A la hora que parece conveniente hay en señal las campanas llamando a vísperas. Luego todos los cofrades se visten de blanco con sus roquetes de lienzo como albas, que es el hábito e insignias de que se visten, y en procesión con sus banderas, estandartes y pendones, chirimías, danzas y bailes, salen de sus tiendas y suben a la iglesia a hallarse a celebrar las vísperas tomando esta cada uno su puesto y guardando su antigüedad puestos en dos chozos en pie, porque de otra manera no cupieran aunque el templo es muy grande y capaz.
Acabadas las vísperas, con la solemnidad que se puede imaginar (no hay cofradía que no lleve su copia de ministriles y uno o dos capellanes), vuelven las cofradías a salir con la misma orden para irse a sus tiendas. No podré dejar las vistas tan agradables que es ver en aquel cerro tanto número de cofrades juntos, tantas banderas y estandartes tan ricos, tantos pendones, tantos instrumentos, bailes, invenciones en aquella noche de sábado. No es de menos regocijo que fue el día, pues parece que el suelo con tantas luces como en aquel campo se ven, quiere competir con el firmamento y las suyas.
Causa admiración a quien viendo considera ver tanta gente que hay años que llegan a cien mil personas y de allí arriba de noche entre aquellas peñas sin más albergue que el de una peña, expuestas a rigores del tiempo que a veces suelen ser muy grandes, tan contentos y regocijados como si estuviesen en sus casas.
A la media noche vuelven las cofradías a subir a la casa de la Virgen a hacer cada una en particular su fiesta y decir su misa y porque se pueda cumplir con todas, está ya en costumbre que se comience tan temprano. Dicha la misa se vuelven los cofrades a su tienda donde esperan que salga la procesión y tomar su puesto a ir a recibir la santa Imagen.
Acabada la misa mayor que dice la cofradía de Andújar, que es la última, luego los canasteros diputados despejan la iglesia no consintiendo que quede persona en ella, el rector y capellanes corren un velo muy grande para que aquello no sea visto de nadie y bajar la santa Imagen de su tabernáculo, vístenla con vestidos que tiene de mucho valor como reina que ha de ir a vista de tantos. Pónenla en unas andas riquísimas de plata, tómanla luego los cofrades de Andújar y la traen hasta la puerta donde la recibe la cofradía de Arjona y después la de Colomera y de esta manera todas por sus antigüedades; sin querer perder su así en su antigüedad como en el sitio que se les tiene señalado un paso.
Todo el tiempo que dura la procesión va un clérigo revestido en las andas de la Virgen para poder defender aquello y a las criaturas que arrojan en las andas de la Virgen , porque de otra manera las harían pedazos, pues cuando bien libran quedan desnudas en carnes, tanto es la devoción que con esta santa Imagen se tiene.
Al volver la Virgen a su casa la vuelve a recibir la cofradía de Andújar, ya los caballeros como de primero tienen la iglesia desocupada y el rector y capellanes la vuelven al lugar de donde la sacaron.
Quien gobierna esta casa y santuario y la máquina y grandeza de esta función, así en lo temporal como espiritual es una diputación de quince caballeros de las nobles familias de la ciudad: un prioste, dos alcaldes y doce diputados. Nómbranse unos a otros porque cada año salen siete y se nombran siete de nuevo. La insignia que trae es una banda roja y un bordón del mismo color y parece que es providencia del cielo que lo que veinte alcaldes de corte con su autoridad no pudieran gobernar, ellos lo gobiernan, tanto es el respeto que le tienen.
Todo el año asisten en la casa un rector con cuatro capellanes, su sacristán, santero y otros sirvientes.
En cuanto a la feria no la quiero encarecer por la mejor del reino, pero bien puede competir con las mayores en cuanto todo género de mercaderías fuera de ganados, que no es feria de eso. Y en lo que más se conoce su grandeza es que para un día nomás y en un desierto vengan a ella los mercaderes de todos los puertos con sus caudales, los plateros de Andalucía y por el consiguiente todos los demás tratos, que es cierto que si no fuera movidos de su interés que no vinieran.
El número de cofradías con sus antigüedades es el que va en la lista. Cada una traía de 24 a 30 cofrades más o menos, sin mujeres, mozos y muchachos y gente de servicio. Lo que en esta fiesta se gastara es incomprensible porque no hay cofradía que no gaste sobre doscientos ducados.
En cuanto a los milagros me refiero a los libros que tiene la cofradía donde son casi sin número los que tiene comprobados y autorizados; solo diré uno continuado que la Virgen ha hecho desde que se apareció en aquel cerro y es que siendo aquel sitio una querencia de víboras, donde hay tantas que se han muerto en la iglesia y en el mismo altar de la Virgen , no se sabe que hayan picado a ninguna persona; por el tiempo de mayo y a ellas comienzan a levantar cabeza y por septiembre y octubre, cuando la gente va a las novenas, es el tiempo en que ellas están más furiosas. No le parecerá esto imposible a quien supiese el milagro que hizo san Pablo con las de Malta.
Cofradías que van a celebrar la fiesta de Ntra. Sra. de la Cabeza de Sierra Morena.
-Ciudad de Andujar. -Villa de Arjona. -Villa de Colomera. –Ciudad de Lucena. –Villa de Aguilar. –Ciudad de Antequera. –Villa de Almodóvar. –Villa de Almagro. –Ciudad de Córdoba. –Villa de la Rambla. –Villa de Osuna. –Ciudad de Villarreal (Ciudad Real). –Villa de Iznájar. –Villa de Baena. –Ciudad de Úbeda. –Villa de Rute. –Villa de Benamejí. –Villa de Cabra. –Ciudad de Bujalance. –Ciudad de Baeza. –Villa de Teba. –Villa de Martos. –Ciudad de Alcalá la Real. –Ciudad de Écija. –Villa de Montoso. Villa de Torre Ximeno (Torredonjimeno). –Villa de Torres. –Ciudad de Alosna (¿Alhama?). –Ciudad de Loja. – Villa de Archidona. –Villa de Monturque. –Villa de Alcaudete. –Villa de la Mancha de Jaén (Mancha Real). –Villa de Bailema (Bailén). –Villa de Pedrera. –Villa de Estepa. –Ciudad de Guadix. –Villa de Montefrípo. –Villa del Río. –Villa de Pliego (Priego). –Villa de Vaniz (Baños). –Villa de Menjíbar. –Villa de Vilchez. –Villa de Linares. –Villa de Valdepeñas. –Villa de la Puente de Don Gonzalo (Puente Genil). –Villa de Cañete. –Villa de Villacarrillo. –Villa de Lopera. –Villa de El Carpio. –Villa de Cazalilla. –Villa de Santiago. –Villa de Guelma (Huelma). –Villa de Almadén. –Villa de Villafranca. –Villa de Íllera (Íllora). Villa de Montilla. –Villa de Montemayor. –Villa de Espejo. –Villa de Torre Campo (Torredelcampo). –Villa de la Hinojosa. –Villa de Montalbán. –Villa de Luque. –Villas de Ambil y Alhabar (Cambil y Alhabar). –Ciudad de Vélez Málaga. –Villa de Hernán Núñez. –Villa de Arjonilla.
Todas estas cofradías arman sus tiendas al pie del cerro donde está la casa de la Virgen , fuera de la plaza, porque en la plaza está todo el trato de plateros, mercaderes, buhoneros, y cercan aquel campo que hay veces no dejan poner a un hombre los pies en el suelo.
La iglesia para estar en el sitio en que está, es tan lindo templo como no tiene santuario en España ni fuera de ella; en la capilla mayor hay veinte y cinco lámparas de plata, las más de ellas de persona que han enviado de las Indias; esto es decir de este santuario que de esta fiesta muy de porcima, porque es menester verlo para celebrar lo que es y sus grandezas.”
Juan de Ledesma: Escribano público de la ciudad de Sevilla.
BIBLIOGRAFÍA:
EL SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LA CABEZA DE ANDÚJAR SEGÚN EL MANUSCRITO DE JUAN DE LEDESMA (1633). Autor: Salvador Rodríguez Becerra. Universidad de Sevilla. Centro de Estudios Andaluces.
Foto de portada: Cuadro anónimo de finales del s. XVI. Córcoles de la Vega.
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