Finalizamos estos Retratos de romería, con
una nueva aportación, en este caso, sobre algunos momentos puntuales en que la
celebérrima romería de la
Virgen de la
Cabeza fue suspendida oficialmente o tuvo un carácter meramente
residual y testimonial.
La primera romería suspendida de la que
tenemos noticia tuvo lugar en 1559, como consecuencia de la epidemia de peste
que asolaba distintas zonas de Andalucía. Para evitar el contagio de la
entonces villa de Arjona, se reunió en concejo el día 25 de abril de dicho año “bajo la presidencia del alcalde mayor de la
provincia de Calatrava en Andalucía, el bachiller Gonzalo de Herrera” y se
adoptan entre otras medidas “el cierre de
cercas y portillos de la muralla y poner guardas en las puertas necesarias para
el servicio de la villa; que no quedase en la villa ningún forastero de quien
pudiera sospecharse trajese contagio y que a los pobres que acudiesen a pedir
limosna se les diese una libra de pan para el camino; que ninguna persona
asistiese a la próxima romería de Nuestra Señora de la Cabeza , bajo la pena de mil
maravedíes si lo hiciera, y prohibir su entrada en el pueblo hasta pasados dos
años”.
También se acuerda nombrar a los vecinos “que habían de guardar las puertas durante
veinticinco días sucesivos”.
Casi cuarenta años después,
una nueva pandemia de peste, iniciada en 1597 en los puertos cantábricos,
alarmaba a la altura de abril de 1600 al Cabildo iliturgitano que previsoramente
tomaba el 21 de dicho mes la decisión de suspender la celebración de la fiesta
de Nuestra Señora de la Cabeza ,
medida encaminada a prevenir la extensión de la enfermedad, dado el excelente
caldo de cultivo que representaba la aglomeración ingente de peregrinos que
arribarían de distintos puntos de España a las entrañas de Sierra Morena.
Pese a esta medida y otras que fueron
adoptadas en los meses sucesivos, la epidemia terminaría propagándose por la
ciudad a mediados del año siguiente, que tampoco celebraría la romería ni al
siguiente, dándose por sofocada la pandemia el 19 de julio de 1602.
Arjona no sufrió el contagio, seguramente por
su sistema de amurallado que facilitaba el control absoluto de las salidas y
entradas de personas y mercancías, una de las principales causas de su difusión.
Su Cabildo adoptaría el 24 de marzo de
1602, cuando la peste se cebaba con toda su crudeza en las poblaciones
limítrofes, el cierre con candados de “la
puerta de Jaén y la puerta Nueva, y no queden más que la puerta de Córdoba,
puerta de Andúxar y puerta de Martos; y éstas se cierran al ponerse el sol y en
ellas se reciban testimonio de sanidad; y que nadie entre sin este requisito,
bajo pena de cuatro años de destierro; y que todos los caballeros cuantiosos guarde
el término a caballo, por turno”.
Tres meses antes, el domingo 27 de enero
del mencionado año, tuvo lugar una
procesión general de rogativas por la salud, procesionando por las calles de
Arjona las imágenes de San Roque, San Sebastián y Nuestra Señora del Alcázar,
entonces patrona de la villa, oficiándose a continuación una misa en la ermita
de San Sebastián.
Al declararse erradicada la peste en los
pueblos de la comarca, Arjona lo celebró acordando “se hiciese el lunes siguiente fiesta solemne a San Roque, y se
trajesen las chirimías de Martos y música y bailes; y que saliesen todos los
oficiales con velas de libra y los porteros y alguaciles de media libra, y
fuesen en la procesión, y hubiese misa y sermón; y que aquel día nadie trabajase,
y que todos los clérigos dijesen misa a San Roque, y se pagase todo.”
En 1650 tampoco hubo romería. Por algún
motivo que desconocemos, la imagen de la Virgen se trasladó el 1 de
marzo de su ermita del Cabezo hasta la ciudad y permaneció allí hasta el mes de
diciembre.
El
grave brote pandémico aparecido en la comarca en 1680, provocó
verdaderos estragos en las poblaciones afectadas (Andújar perdió casi la mitad
de su población, ignoramos si Arjona resultó indemne), de cuyo desastre
demográfico tardarían décadas en recuperarse. La celebración de la fiesta en
los dos años sucesivos, 1681 y 1682, tuvo sólo carácter local, no participando
ninguna cofradía filial ante el temor de las autoridades de que se reprodujera
la epidemia, por entonces controlada.
Pero sin duda es a comienzos del tercer
tercio del siglo XVIII cuando la romería dejaría de celebrarse oficialmente durante
11 años sucesivos, circunstancia que provocaría la desaparición de muchas
cofradías y el descrédito al culto y veneración hacia esta advocación mariana.
Todo se inició en 1772 cuando “Fernando López y Cárdenas, cura párroco de
la villa de Montoro, presentó una denuncia al Consejo Real de Castilla poniendo
de manifiesto los desmanes de tipo religioso, económico y social que ocurrían
en la romería de la Virgen
de la Cabeza ,
tales como ofensa a Dios y a la
Virgen , escándalos generales, estafas, abusos de tipo sexual,
… .”
La denuncia del sacerdote
tuvo acogida favorable en la
Chancillería de Granada, que abrió un expediente de
investigación y, a la vista de los informes solicitados, resolvió dar trámite
judicial que concluyó con “una Orden del
Consejo Real con fecha 16 de marzo de 1773” que conminaba al Corregidor de
Andújar a recoger los Estatutos u Ordenanzas de la Cofradía Matriz y de todas las
filiales, prohibiendo la reunión de las mismas y de la romería.
Siete años después, en 1780, la Cofradía de Andújar
redactaba unos nuevos Estatutos que terminarían siendo aprobados en julio de
1782, mediante una Pragmática Real otorgada por el monarca Carlos III que
restablecía las celebraciones en el Cerro y la devoción a la Virgen de la Cabeza.
Durante la ocupación francesa de Andújar (22 de enero de 2010-
septiembre 1812) y pueblos de la comarca, la romería estuvo suspendida. El
Ayuntamiento afrancesado, conocedor de la devoción del pueblo a su patrona,
trae de su ermita el 28 de octubre de 1810 la imagen de la Virgen de la Cabeza , “para su culto y rezo en la iglesia conventual
de San Francisco.”
Con el proceso
desamortizador de Mendizábal, la talla de la Virgen se traslada a la iglesia del convento de
los franciscanos de Asís, donde permaneció entre 1835 y marzo de 1845. “Durante ese tiempo, el templo fue lugar muy visitado por las gentes de
la ciudad y de la comarca”, que, de este modo, mantenían la devoción a esta
advocación mariana. El 19 de noviembre de 1844, por Real Orden, se restituía el
Santuario “a las Cofradías de Nuestra
Señora de la Cabeza ,
trasladándose poco tiempo después la
venerada imagen a su habitual morada”.
El comienzo de la Guerra Civil en julio del 36,
por último, provocaría en los años sucesivos, lógicamente, la interrupción de
la fiesta hasta la finalización de la contienda.
BIBLIOGRAFÍA:
ANALES DE LA
CIUDAD DE ARJONA. Autor: Santiago de
Morales Talero. Madrid, 1965.
HISTORIA DE ANDÚJAR. Volumen II. Edita. Ayuntamiento de Andújar. Área de
Cultura. 2009. CAPÍTULO: CULTURA Y TRADICIONES RELIGIOSAS EN ANDÚJAR DURANTE LA MODERNIDAD. Autor :
Enrique Gómez Martínez.
HISTORIA DE ANDÚJAR. Volumen I. Edita. Ayuntamiento de Andújar. Área de
Cultura. 2009. CAPÍTULO: ANDÚJAR Y EL TRÁNSITO A LA CONTEMPORANEIDAD.
Autor : Miguel Ángel Chamocho Cantudo.
HISTORIA DE ANDÚJAR. Volumen I. Edita. Ayuntamiento de Andújar. Área de
Cultura. 2009. CAPÍTULO: HISTORIA, SOCIEDAD Y ECONOMÍA EN LA ANDÚJAR ISABELINA.
Autor: Luis Pedro Pérez García.
FOTO PORTADA: Tomada de Simplemente Capillita.
Una clara lección de historia, tomo nota y me quedo como seguidor. Desde Jaén un saludo y feliz dia
ResponderEliminarGracias por tan alentador comentario.
ResponderEliminar