La conferencia pronunciada ayer por el profesor de Historia del Arte, D. Miguel Ruiz Calvente, sobre la torre de la Iglesia de San Martín, desveló las distintas fases constructivas de esta singular torre, único elemento arquitectónico que se conserva de la primitiva fábrica de este templo originalmente gótico, de época tardomedieval, así como la autoría del cuerpo de campanas y chapitel, construidos en el último cuarto del siglo XVI.
Para el profesor Ruiz Calvente, se trata de ‘una torre medieval de la primitiva iglesia de San Martín, que se amplía en altura, se refuerza y se le incorporan otras plantas, durante el siglo XVI fundamentalmente, y especialmente durante la segunda mitad del siglo XVI’.
A su juicio, la propia arquitectura de la torre revela que la caña se levantó originariamente de sillería, reforzada probablemente en el s. XVI; el segundo cuerpo, ‘de mampostería de muy baja calidad’ que, una vez afianzado en parte, se aprovecha para levantar el tercero, separados ambos ya por una moldura plana o distel, con cantería isódoma, de sillares regulares que otorgan a su fábrica un indudable valor estético.
En este tramo de la torre, en su cara occidental, aparece el escudo episcopal del obispo de la diócesis, D. Francisco Delgado, (1566-1576), protegido por unas ménsulas que sobresalen al exterior para resguardar el escudo y la molduración clásica, detalle éste que no se puede apreciar desde la calle con el diseño de la nueva iglesia realizado por el arquitecto Ramón Pajares en la década de los años 40 del siglo pasado.
La zona del cuerpo de campanas y chapitel que remata la torre debió construirse ‘en torno al episcopado de D. Antonio Delgado o en torno a D. Francisco Sarmiento de Mendoza (1580-1595)’, obras dirigidas por el maestro Francisco Fernández de Regil, que forma parte de una familia de canteros de origen vasco que trabajan en la provincia de Jaén. En Arjona, además del campanario de la torre de San Martín, realiza trabajos en el antiguo ayuntamiento de Arjona, también en la sacristía de la iglesia de Santa María.
Fernández de Regil edificó el cuerpo de campanas, al que se accedía a través de una escalera ‘de caracol de husillo, perfectamente labrada en cantería que remata en bóveda, que denota la importancia y calidad de esta fase constructiva’, en opinión del profesor Ruiz Calvente.
Culminaba la torre el chapitel apiramidado, construido en ladrillo y cubierto con una decoración cerámica de piezas en forma de abanico y esmaltadas en colores blanco, azul claro y negro, colocadas en dibujo de escamas. En el punto de unión de los cuatro lados superiores, se colocó una bola de piedra, sobre la cual se izaba una cruz de hierro forjado con el nombre del templo y su constructor.
En las esquinas inferiores, se hallaban sendos flameros que contribuían a realzar la belleza de este remate arquitectónico que se puede rastrear en la propia torre de la iglesia de Santa María, en la villa de la Guardia y en la del Hospital de Santiago de Úbeda.
Se desconoce el grado de influencia que pudo tener en estas obras el arquitecto Andrés de Vandelvira (1553-1575) o de su sucesor, Alonso Barba, en aquella época Maestros Mayores de la catedral de Jaén y de la Diócesis , pero por las responsabilidades que ostentaban, debieron conocer las obras que se realizaban en Arjona.
La documentación aparecida en el archivo de la Catedral , fechada en 1587, arroja luz sobre los gastos de las obras emprendidas en la iglesia de San Martín, la construcción del campanario y el arreglo de las cubiertas de dos capillas, en las que se emplean, entre otros materiales, 950 tejas de Arjonilla (2152 maravedíes), 10 carretadas de piedra de Santiago de Calatrava y 65 de piedra dura que los canteros labraron para el poste de la torre y la cornisa, (296,5 reales), y la madera de cuatro pinos traída de Andujar para utilizar en los andamiajes que facilitaron la subida e instalación de las campanas (60 reales).
Por otro documento, se sabe que el constructor del campanario de San Martín falleció sin cobrar todo el importe de la obra, que reclamará su esposa, María de Soto, hacia 1618, mediante un largo y costoso pleito, por el que terminaría cobrando una parte del total adeudado.
El profesor Ruiz Calvente finalizó su exposición dedicando unas palabras a la intervención realizada sobre la torre en 1989, muy deteriorada tras la caída de un rayo poco antes del comienzo de la Guerra Civil y la acción de los agentes metereológicos durante tanto tiempo. El proyecto de restauración fue elaborado por el arquitecto Ramón Sánchez Moreno y se llevó a cabo con la dirección de obra de Diego Gracia Herrera, ‘una intervención muy lucida’ –según el conferenciante- que restableció el antiguo esplendor y empaque de la parte superior de la torre, que aún hoy está pendiente de rehabilitación su cara inferior oriental con un ‘proyecto inteligente’ para que esta torre, conocida como la ‘torre de Pisa jiennense’ por su particular inclinación, consecuencia de un fallo del terreno debido a una cimentación descompensada, sea objeto del ‘disfrute de todos’.
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