La cerrazón de Bruselas a la solicitud del sector oleícola español de activar el almacenamiento privado del aceite, aunque no deje de ser una medida meramente coyuntural, está provocando una crisis de rentabilidad en los productores, a pesar de la excelente comercialización de que disfruta el ‘oro líquido’ a nivel mundial.
En Arjona, como en muchos otros pueblos andaluces, el olivar es uno de los pilares principales que sustentan la economía local. La pérdida de renta de los olivicultores, además de perjudicar al propio sector, está lastrando la mejora de otros ramos generadores de riqueza de la localidad.
En esa dirección, la venta a precios por debajo del umbral de rentabilidad está influyendo negativamente en la recuperación del comercio, bares y restauración y las empresas de construcción dedicadas a las pequeñas reformas domésticas.
Al mismo tiempo, científicos e investigadores de la UJA de Jaén y de otros puntos de la geografía andaluza y española están abriendo nuevos y prometedores horizontes para el aprovechamiento integral del olivo y de la aceituna, pues lo mismo que ocurre con el cerdo, todo resulta aprovechable.
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