El 18 de agosto de 672 se
dio por terminada la obra del retablo que preside la Cripta del Santuario de las
Reliquias. Realizada en yeso policromado, se trata de un cuerpo rectangular
coronado por decoración vegetal que se adapta a un rebajadísimo semicírculo. El
retablo consta de un único piso de tres calles separadas por cuatro columnas de
esquemático capitel y fustes espigados en zig-zag. En ellas abren vanos
rectangulares, dedicados a guardar los relicarios de los mártires, más bajos en
los laterales para dejar espacios a
tondos superiores.
En la calle central se remata el vano con
una moldura arqueada de la que pende una corona entre ondulante decoración: un
filete superior, muy fino, enmarca todo el vano y se modula por encima de los
capiteles. Tan solo la cornisa separa el cuerpo del aludido remate.
Si
extraña resulta la ruptura del hipotético entablamento, más aún lo es la
decoración: foliada y amplia, biselada y muy profunda, convierte a ésta en una
obra exótica de indudables resabios coloniales.
En el banco puede leerse la siguiente
inscripción y la fecha de su ejecución:
“A ONRA Y GLORIA DE DIOS
NR. SEÑOR Y DE LOS SANTOS MÁRTIRES, SE ACABÓ ESTA OBRA SIENDO OBISPO DE JAÉN EL
ILMO. SR. D. ANTONIO FERNÁNDEZ DEL CAPO ANGULO Y BELASCO Y BICARIO EL MAESTRO
D. SEBASTIÁN SALIDO HERBAS” (izquierda), “Y PRIOR DE SANTA MARÍA EL LD. JUAN
FRANCISCO DE UTRERA Y CÉSPEDES Y MAYORDOMO D. LUIS MONTESINOS PÉREZ. 18 DE
AGOSTO, AÑO DE 1672”. (derecha).
Mañana se cumplen 340 años de su
construcción.
Fuente: El
retablo en Jaén, (1580-1800). Autora: Mª Luz de Ulierte Vázquez. Ayuntamiento
de Jaén. 1986.
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