miércoles, 14 de mayo de 2014

Manuel Ramírez Ibáñez, un pintor de mecenazgo

      De la amplia nómina de arjoneros ilustres que han brillado con luz propia en las más nobles disciplinas del arte, rescatamos de la memoria histórico-artística de esta ciudad a uno de sus preclaros hijos, ahora que próximamente se va a cumplir el 90 aniversario de su fallecimiento.
      Nos estamos refiriendo a Manuel Ramírez Ibáñez, pintor que mantuvo viva la llama luminosa “del arte de altos vuelos” a lo largo de su dilatada trayectoria profesional, que discurrió entre el último tercio del s. XIX y el primer cuarto del XX.
      Fue paradigma del pintor de mecenazgo surgido al socaire de una época en que el estado de nuevo cuño que estaba emergiendo entonces y los grupos sociales de talante liberal que lo auspiciaban vinieron a sustituir en esa labor de protección a los artistas a aquellas instituciones que la venían desempeñando desde la antigüedad: la iglesia, la monarquía y la aristocracia.
      Y de no haber sido así, seguramente el joven arjonero hubiera sido uno más de los artistas malogrados, si consideramos que casi siempre la provincia de Jaén ha permanecido al margen de los grandes núcleos de influencia cultural y política que disponían de los resortes necesarios para amparar a los genios carentes de medios propios.
      Nacido el 19 de mayo de 1856 en el seno de una familia humilde, (su padre José Ramírez, natural de Arjona y su madre Trifona Ibáñez, del Lugar de Mires, Obispado de Pamplona, habían contraído matrimonio en Zaragoza), bien pronto muestra sus prodigiosas dotes innatas para la expresión plástica.
      De cómo fueron los primeros pasos del prometedor artista, D. Santiago de Morales, bajo el pseudónimo de ESEME, referiría en enero de 1916 que siendo muy joven Manuel se acercó a don José de Morales Prieto, entonces Vicario de la villa de Martos y a su hermano don Fernando, “ambos hombres de grandes talentos, buena voluntad y muchos maravedises” y delante de ellos “pintó varios asuntos que causaron la admiración de los dos próceres”  que les llevó a la determinación de protegerle.
      Así fue como el jovencísimo artista partió hacia Martos donde fue acogido en la residencia del prelado, que le facilitó alojamiento, manutención y los recursos necesarios para que  ahondara en los fundamentos de sus inquietudes plásticas, llegando incluso a comprarle sus primeros óleos.
      Todos los días acompañaba al cura a la iglesia “y unas veces devoto asistía al Santo Sacrificio, y otras sus hábitos de muchacho, le hacían refugiarse en la sacristía, para jugar con los monacillos.” Una disputa entre dos de ellos cierto día, acabó a moquetes mientras rodaban por el suelo, misales, candelabros y cirios, aprovechándose un tercero de ello para beberse el vino que quedaba en las vinagreras. “Ramírez, que era artista, recogió la escena y a las pocas horas, con un lienzo debajo el brazo, empezó a pintar, rogando a los monacillos que ocupasen sus sitios y actitudes que antes tuvieron y tanta verdad y tanta justeza puso en el trabajo, que el cuadro sorprendió a todos y animado por este éxito, decidió mandarlo a Madrid, donde a la sazón se celebraba una exposición nacional de Arte”.
      El cuadro, a la postre, resultó galardonado con una medalla de plata, causando admiración al mismo Federico Madrazo, que llegaría a ser su maestro. Corría el año de 1870 y el prometedor artista contaba tan solo con catorce años de edad.
      Conocida la noticia en Jaén, la Diputación Provincial le concede una beca para ampliar sus conocimientos en la Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado, luego Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, y hacia allí marcha donde, al parecer, gozó de la admiración de sus profesores y de la amistad y reconocimiento de sus compañeros.
      Grande debió ser su aprovechamiento en aquella academia cuando en 1878 fue reconocido en la Exposición Nacional con la medalla de tercera clase por su cuadro de corte historicista “Muerte de Francisco Pizarro”, obra que quedó  en depósito  de la Diputación de Jaén, propiedad de los fondos del Estado, fue exhibida en el Museo Provincial de Jaén durante un cierto tiempo y en la actualidad forma parte de la colección patrimonial del Museo del Ejército. 

 “Muerte de Pizarro”, (151 X 201) obra
que se puede contemplar en la actualidad en el Museo del Ejército

       Ese mismo año se daría a conocer fuera de nuestro país al formar parte de la escogida pléyade de pintores que participaron en la Exposición Universal de París.
       Tras unas largas oposiciones en las que hubo de competir con los propios profesores, algunos, los más reputados pintores españoles del momento, y superar una exigente prueba de selección, que consistía en la ejecuciónde una obra de “pensado” y un boceto previo sobre un tema propuesto por el jurado, de gran complicación, generalmente tomado de la historia, la literatura o la mitología, logra ser pensionado de número en la Academia de España en Roma en 1879, formando parte así de la segunda promoción de pintores de Historia que arribaron a la capital italiana para profundizar en sus conocimientos de pintura.
      Desarrolló su trabajo durante cinco provechosos años en el  ambiente de creatividad plástica que imponía la Academia donde predominaban los pintores de historia sobre el resto de los becados: músicos, arquitectos, escultores y grabadores. Durante su estancia en Roma debió remitir a España varios trabajos artísticos, fruto de su quehacer en aquellas tierras, que se calificaban y exponían en la Academia madrileña.
      Consistían éstos en un dibujo al natural y otro del antiguo (un dibujo al carboncillo de estatuaria clásica), un cuadro en el que se representasen desnudos, una copia de pintura antigua y finalmente un cuadro de asunto con su correspondiente boceto, que era el envío del último año, trabajo en el que los pensionados ponían todo su empeño, pues hubo muchos que se consagraron definitivamente con dicha obra al presentarla en las exposiciones nacionales.            
      En cambio, la copia de obras de reconocida fama era una forma  de demostrar los progresos del pensionado, por ello muchos de los envíos son trabajos de esta índole, que se conservan desde entonces en los fondos de las diferentes Diputaciones. En el caso de nuestro pintor, desconocemos cuales fueron las producciones que remitió a Madrid, si bien es conocido que la Diputación de Jaén conserva suyas dos copias ejecutadas en 1877, dos años antes de conseguir la beca para la Academia de Roma: la primera, la copia del cuadro de Pedro Pablo Rubens, “La Sagrada Familia”, obra que a juicio de Miguel Viribay,  “nos avisa de un pintor de suma exquisitez cromática y ejemplar dibujante, cuya decisión y briosa pincelada son parejas a la justeza de las formas que integran la obra”.

“Las tentaciones de San Antonio”. (54cm. X 70cm).  1877. Diputación de Jaén”

       La segunda, “Las tentaciones de S. Antonio”, copia de la obra homónima de  Coecke Van Aelst. “Pieza sutílisima –opina Viribay- donde las haya. Misteriosa en la enormidad del silencioso espacio que rodea a las dos figuras del cuadro: escasamente insinuada la del santo por el contraluz producido sobre ella y la tamizada luz que atraviesa el imaginario muro concebido a manera de casi celeste espacio rocoso, en cuyo primer plano queda insinuada la tentación mediante un cuerpo de mujer muy de estirpe simbolista y, claro es, de cierta respiración porosa adscrita al concepto de cueva que cobra relevancia en pintores románticos como Pérez Villamil. Sin embargo, la más cabal raíz que alienta esta pieza de Ramírez Ibáñez está en el cuadro del mismo nombre pintado por Pieter Coecke Van Aelste conservada en el Museo del Prado. Obra procedente de un ojo especialmente educado y misterioso, hecha para insinuar más que para definir y, en tal caso, tela de evocación misteriosa, cuya plasticidad denota la gran maestría adquirida por su autor cuando este sólo lleva vividos poco más de veinte años y se encuentra en un  proceso que busca su definición, cuya primera y ya muy alta madurez, podemos encontrar en sus excelentes obras de Historia; del otro, en las telas afín a cierta poética romana de la época y ciertas resonancias fortunyanas, convocadas sobre este lienzo a modo de contrapunto luminoso respecto del quehacer del pintor catalán. Sin embargo, aunque con otra pulsión y otra impronta de pincel, Ramírez Ibáñez indagaría también en esas luces de porte y mirada impresionista, en telas como la conservada en el salón de actos del Ayuntamiento de Arjona, ciudad en la que como ya ha sido escrito, nació este soberbio artista; entre los giennenses, el único que en puridad debería figurar entre los Pensionados a Roma".
     Obra donada por el pintor al Excmo. Ayuntamiento de Arjona, que puede contemplarse en la Sala de Sesiones  (se desconoce la fecha de su ejecución).

       De regreso a España, en 1884, recibió el encargo de un cuadro lateral en la capilla del centro izquierdo de la madrileña Iglesia de San Francisco el Grande; -obra que, según varias fuentes, había comenzado José Casado del Alisar, segundo director de la Academia de Roma durante los años 1874 a 1881, autor de “La rendición de Bailén”, cuadro que inmortaliza la primera gran derrota de las tropas napoleónicas.
       En ese mismo año fue reconocido con la segunda medalla en la Exposición Nacional con el óleo “Pedir limosna para enterrar el cuerpo de Don Álvaro de Luna”. 

Óleo de 1881 ejecutado en su etapa de pensionado en Roma titulado “Pedir limosna 
 para enterrar el cuerpo de D. Álvaro de Luna”. (365 x 300) Se hallaba en depósito 
en el Museo Nacional del Prado hasta 2006 en que se trasladó al Museo de Jaén. 
Premiado en 1884 con la Segunda Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes
      
      A partir de entonces, su asiduidad a concurrir en las Exposiciones Nacionales e Internacionales fue premiada con numerosos reconocimientos y distinciones: segunda medalla en 1892 en la Exposición Internacional de Madrid por el cuadro “Lección de piano”, un año después con la Medalla Única en la Exposición Universal de Chicago por el cuadro “Retrato de niña”, certamen al que concurriría en varias ediciones. Fue condecorado en la Nacional de 1895, obteniendo, quince años después, en 1910, la Primera Medalla en la Exposición Nacional con la obra “Antes de clase”. 

                         “Otumba” 1887. (396 x 590). (En depósito en el Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife)

       Compaginó el ilustre pintor arjonero esta intensa labor creadora con la actividad profesoral en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid, siendo en varias ocasiones jurado de Exposiciones Nacionales, labor que rubricaría ostentando incluso el cargo de Presidente de la Sección de Pintura en 1920.
      Hasta bien entrado en los cuarenta años, su atención estuvo concentrada fundamentalmente en los temas históricos-religiosos que proporcionaban prestigio y clientes, si bien cultivó otro mundo de marcada influencia onírica que encontró una clientela abierta por toda Europa, que se puede rastrear en su cuadro “Las tentaciones de San Antonio” (1877), propiedad de la Diputación Provincial de Jaén.
      En opinión del crítico de arte arjonero, Cecilio Barberán,  sobre su obra de género histórico “Ramírez pertenece en su escuela pictórica a ese género serio en que el artista a la par de revelar talento, muestra observación y hace de su obra una real enseñanza. En sus cuadros de historia consigue el sello de distinción que caracteriza todas sus obras. Y el arte que es arte cuando la realidad triunfa, tiene destellos de genialidad al copiar la naturaleza y la vida en sus asuntos. Pocos pintores habrán tan concienzudos para estudiar el natural y pocos también que consigan, sin desvirtuar el carácter de los modelos, idealizar tanto sus creaciones. Dibujante notabilísimo jamás coloca en sus cuadros una sola figura trazada de memoria. Colorista acertado y justo, tampoco da una pincelada que no produzca un efecto imaginario: su conciencia artística es severísima.
      Así es que sus obras reflejan siempre la realidad de la vida; pero una realidad grata y hermosa.”
      Por su parte, a juicio del Director del Museo de Bellas Artes de Badajoz, Román Hernández Nieves, “la obra de Ramírez Ibáñez se adscribe a la línea luminista próxima a Sorolla, a pesar de su formación madrileña completada en Roma, en muchos de sus cuadros se percibe la huella de sus orígenes andaluces. Técnicamente, aunque utiliza pinceladas anchas y yuxtapuestas se acerca más al costumbrismo que al impresionismo. La temática de Ramírez Ibáñez discurre por asuntos rurales, paisajes y temas históricos, como la obra que le representa en el Museo de Bellas Artes de Badajoz”.
(…)
                           “La noche triste de Hernán Cortés”.
                                Tomado de la página Pintura y fotografía artística

      La producción pictórica del ilustre arjonero es bastante extensa. Sus grandes creaciones pueden contemplarse en las pinacotecas de Madrid, Barcelona, Sevilla, Jaén, Chicago, S. Sebastián, Badajoz, Santa Cruz de Tenerife y Museo del Ejército, amén de en otras muchas colecciones privadas.
      Sin embargo, parece ser que su dedicación al arte no le recompensó con la fortuna material; sí, en cambio, en su vida familiar. De su matrimonio con “una virtuosa dama” tuvo tres hijos: “Ángel, notable pintor y culto editor; Leocadio, brillante militar, -como su padre, fue ayudado y promocionado por la familia Morales, con quien emparentó al casarse con Argentina Morales, sobrina de D. José Morales Prieto”- finalizando su carrera con la divisa de capitán de Estado Mayor, y María, “bella y gentil muchacha, la obra más hermosa y que con más amor atesora el maestro”.
      Manuel Ramírez murió en Madrid el día 6 de enero de 1925. Varios periódicos de alcance nacional –ÉPOCA, LA ESFERA y ABC- se hicieron eco de la noticia y publicaron su imagen y semblanza de los hitos más importantes que logró en vida. 
Diario La Esfera (17-1-1925): Imagen del pintor 
       
      Pero su impronta, su huella, su legado artístico quedó desde entonces imperecedero para goce y disfrute de todas las generaciones venideras amantes de esta rama de la expresión artística. Rastreando en las hemerotecas, podemos concluir, que su obra ha sido mostrada en distintas exposiciones y ha formado y forma parte en la actualidad de colecciones que participan en el mercado del arte junto a prestigiosos pintores a lo largo del siglo pasado y del actual.
       Sin ser demasiado prolijo, podríamos citar algunos casos. Con motivo del fallecimiento de su discípula, la escritora y pintora Carlota Fereal de Ferrari, a mediados de abril de 1956 se organizó una muestra póstuma en el Salón de Exposiciones de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles que incluyó un retrato de la citada artista, ejecutado por Manuel Ramírez.
      Justo tres décadas después, en mayo de 1986, bajo el título “Pinturas preciosistas del S. XIX”, la Galería Sammer expuso una variada muestra de la pintura decimonónica, intercalando obras inéditas de primeras firmas de pintores españoles de las escuelas de París, Roma y Venecia que incluía óleos del pintor arjonero. Ese mismo año, a finales de octubre, se subasta en la madrileña Sala de Arte Durán un óleo de M. Ramírez de corte taurino, “El Triunfador”, (59 x 84), con un precio de salida de 700.000 pesetas. Tras sucesivas pujas la obra fue adjudicada finalmente en dos millones justos de pesetas.
       Un año después la sede madrileña de la galería anticuaria Sammer ofrecía una nueva oportunidad para contemplar pinturas de firmas españolas poco habituales en Madrid en la exposición de carácter costumbrista y anecdótica que organizaba en  mayo de ese año bajo la denominación “Obras maestras del siglo XIX”, que contaba con el concurso del autor arjonero.
       Cino meses después, el 20 de octubre, la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía auspiciaba también una gran exposición organizada por el Banco de Bilbao titulada “La vida cotidiana en la pintura andaluza del XIX” y colgaba, entre otros autores andaluces, cuadros del jiennense M. Ramírez en la sede del Archivo Histórico Provincial. La muestra podía contemplarse hasta el 15 de noviembre.
      En la citada sala, Durán se subastarían a finales de marzo de 1990 otras pinturas del ilustre arjonero. 
      Más recientemente, el 19 de Noviembre de 2002, la Sala Sotheby’s  de Londres gestionó la transacción de 78 obras de arte especial de artistas consagrados  de la pintura española como Joaquín Sorolla, Julio Romero de Torres, Ignacio Zuloaga, Santiago Rusiñol y del propio M. Ramírez.

     Para conocer más sobre su pintura, pincha en los siguientes enlaces:
      
     -Su pintura costumbrista.

     -Su pintura de paisaje y retrato.

     -Su pintura religiosa.

     -Su pintura de historia. 

      BIBLIOGRAFÍA
-ARJONA: GALERÍA DE PERSONAJES. Autor: ANTONIO RIVAS MORALES. GRANADA, 2013.
-Íbidem: MANUEL RAMÍREZ, por SANTIAGO MORALES.
-Íbidem: VISITA EN MADRID A MANUEL RAMÍREZ, por CECILIO BARBERÁN.
-Íbidem: OPINIONES DE CRÍTICOS SOBRE RAMÍREZ, por LUIS QUESADA Y MIGUELA VIRIBAY.
-Íbidem: PARTIDA DE NACIMIENTO DE MANUEL RAMÍREZ IBÁÑEZ.
-REVISTA DON LOPE DE SOSA. Artículo: De una misiva en la que se habla de los primeros triunfos de un tal Ramírez, natural y vecino de Arjona. Autor: ESEME. (pseudónimo de Santiago Morales Talero). Enero, 1916.
-JAÉN (TOMO I). DIPUTACIÓN PROVINCIAL, 1989.
-PINTORES PENSIONADOS POR LAS DIPUTACIONES ANDALUZAS. José Álvarez.
-MECENAZGO DE LA DIPUTACIÓN EN TORNO AL ARTE. Miguel Viribay Abad.
-PINTURA DE HISTORIA EN EL MUSEO DE BELLAS ARTES DE BADAJOZ. Autor: Román Hernández Nieves. Doctor de Historia del Arte y Director del Museo de Bellas Artes de Badajoz.
-DIARIO LA ÉPOCA: Muerte del pintor Don Manuel Ramírez. Edición de 7-1-1925.
-DIARIO LA ESFERA: FALLECIMIENTO DE UN PINTOR ILUSTRE. Edición de 17-1-1925.
-DIARIO ABC. Muerte del Pintor Ramírez-Ibáñez. Edición de 7-1-1925.
-DIARIO ABC. Edición de 19-4-1956.
-DIARIO ABC. Edición de 22-5-1986.
-DIARIO ABC. Edición de 30-10-1986.
-DIARIO ABC. Edición de 11-6-1987.
-DIARIO ABC. Edición de 5-11-1987.
-DIARIO ABC. Edición de 12-3-1990.
-DIARIO ABC. Edición de 4-11-2002.

1 comentario:

  1. Muy buen artículo sobre este poco apreciado pintor español. Gracias

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