lunes, 7 de enero de 2013

Las cráteras griegas halladas en el yacimiento de Piquía, expuestas en el Museo Provincial


    Fue una riada en el año 2010 lo que dejó al descubierto en la localidad de Arjona, en el paraje de Piquía, un yacimiento arqueológico de la época íbera en el que se han hallado gran cantidad de restos, algunos de gran importancia. Se trata de una exposición y al mismo tiempo de un espacio dedicado a ‘La memoria de los príncipes de Urgavo’ para exponer cuatro de las ocho cráteras griegas que el Centro Andaluz de Arqueología Ibérica (hoy Instituto Universitario de Arqueología Ibérica) encontró tras su excavación en la cámara Íbera de Piquía.
    El director del mismo, Arturo Ruiz explicaba ayer (por el sábado) que lo que puede verse en esta muestra son cuatro cráteras griegas que proceden de Atenas de un pintor cuyo taller no había hasta ahora nada en España. En realidad, apuntó, eran ocho pero sólo han podido restaurarse cuatro. Todas ellas proceden de la cámara del príncipe de Urgavo, que es del siglo I a. C., a pesar de que las vasijas son originariamente del siglo IV ó III a. C., “lo que significa que fueron conservadas por los antepasados del príncipe y que denota el valor que le daban a estas piezas”, recalcó.
Arturo Ruiz, director del CAAI, en un momento de su  intervención
    Ruiz destacó que la cámara posee un ajuar “riquísimo” que muy probablemente fue expoliado en el marco de alguna guerra de la época, quizás la de César y Pompeyo que se desarrolló en esa zona. No obstante, se piensa que, no mucho después, sus allegados volvieron a meter las cosas dentro y sellaron la cámara con un acto piadoso con el sacrificio de una vaca, un cerdo y un cordero. Y ahí quedó hasta que aquella riada de 2010 dejó al descubierto algunos restos y el Instituto Universitario de Arqueología Ibérica comenzó la excavación con el apoyo del Ayuntamiento de Arjona y de la Asociación Amigos de los Íberos.
    Descubrieron así un rico ajuar compuesto por un carro, materiales de cerámica ibérica; una tapadera de plomo con el nombre del personaje; la denominada ‘caja de los guerreros’, una urna de piedra con bajorrelieves en sus caras laterales que escenifican luchas entre guerreros; vidrio romano, ánforas y armas, entre otros. Además, el príncipe fue enterrado como un romano, con un gladium (una espada) y con cota de malla.
    Para el futuro museo
    Y esto, dejaba claro Arturo Ruiz, es sólo una parte de la necrópolis, ya que hay más de 20 tumbas cuyo contenido aún no se ha analizado y que esperan pueda verse en una próxima exposición. De momento, ésta que fue inaugurada ayer podrá verse hasta el 3o de junio en el Museo Provincial y la idea es que su contenido pase a formar parte del futuro Museo Íbero de Jaén.
    Con la inauguración de ayer se cierran las actividades que se han organizado bajo la iniciativa ‘Viaje al Tiempo de los Íberos’ durante la época navideña.
    Fuente: Información y foto interior pertenecen a Ideal.es
   Foto de portada: archivo del blog.

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