Curiosos y visitantes que se acercan
hasta Arjona atraídos por su rico patrimonio histórico-artístico pueden contemplar,
si detienen la mirada en la portada renacentista de la iglesia de las Reliquias
que asoma a la milenaria Plaza de Santa María, la ausencia de imágenes en las
dos hornacinas erigidas en el segundo cuerpo del pórtico y que tenían por
finalidad albergar a los titulares del templo.
¿Cuál es la razón de que no existan imágenes
algunas? ¿Se remedió en algún momento tal orfandad iconográfica?
Para
intentar dar respuesta a estos interrogantes es preciso remontarse al mismo
momento de los comienzos de la erección del propio templo, en la segunda mitad de
los años treinta del XVII.
Sabido es que en el informe de
arquitectura redactado hacia 1640 por el Maestro Mayor encargado de su
construcción, Juan de Aranda Salazar, dejó estipulado la colocación de dos
figuras de piedra, de dos varas de altura, en las hornacinas del sobrecuerpo de
esta portada si bien no entraba en los detalles sobre el aspecto formal con que
se deberían representar las estatuas dedicadas a los Santos Mártires.
Es más que probable que en esta
indefinición sobre la forma externa de presentar por aquel entonces las
imágenes titulares, bien con atuendo talar, bien con indumentaria romana, se
halle la explicación de que transcurriese el tiempo y el santuario se diese por
finalizado en 1659, -por lo menos en lo que a su configuración externa se
refiere-, y los nichos de pechina oradados en el paramento de la fachada,
quedasen despojados de las efigies de los santos.
Conocido es también que las primeras
Fiestasantos en honor a los mártires Bonoso y Maximiano se celebraron adaptando
convenientemente las tallas de los arcángeles San Miguel y San Rafael que se
custodiaban en la iglesia de Santa María y que aparecían ataviados con ‘ropajes
a la romana’, pues dado el brevísimo periodo de tiempo que transcurre desde la
acogida oficial en patronazgo y la celebración de su primera fiesta, un mes prácticamente,
no hubo tiempo material para disponer de unas nuevas imágenes que representaran a los recién nombrados patronos
de la villa. (A la postre, estas imágenes cumplirían su cometido, y serían
objeto de culto y devoción como patronos de la villa durante algo mas de un
siglo, concretamente hasta 1732).
No
obstante, parece muy conveniente en todo
caso subrayar que en la iconografía barroca de aquella época no estaba nada
extendida tal manera de vestir, más al contrario, la tendencia predominante era
la representación de los iconos según el modelo cristiano.
No menos cierto es que desde la fecha de
su nombramiento en 1628 como patronos de la villa hasta el hallazgo en 1639 de
las actas martiriales se ignoraba la condición de los mártires en el momento de
su sacrificio, especulación que queda revelada al conocerse el contenido de
dichas actas que aseguraban que si bien fueron durante un tiempo soldados de la
milicia romana, en el momento del martirio gozaban de condición civil.
Portada del Santuario con acceso a la Plaza de Santa María
Incide en ese mismo planteamiento el
escultor granadino Alonso de Mena que por esos años esculpió para un retablo
de la sacristía de la
Catedral de Jaén un busto de San Bonoso que lo representa de
acuerdo con los cánones del atuendo cristiano.
En cambio el historiador Martín de Ximena
Jurado en su manuscrito “Anales de la villa de Arjona” editado en 1643 toma
predilección por la indumentaria romana a la hora de representarlos en un
primitivo y sencillo dibujo aparecido en su celebérrimo libro, siguiendo tal
vez la corriente clasicista muy en boga en ciertos estamentos universitarios baezanos
y de destacados religiosos, más proclives a la iconografía clásica romana.
En cualquier caso, analizadas en su
conjunto todas las circunstancias expuestas, no vienen sino a justificar la
dualidad existente en aquellos precisos momentos a la hora de definir de manera clara cómo representar formalmente las efigies de los Patronos de
Arjona.
Por ello es lógico colegir que el
arquitecto diocesano Aranda de Salazar, ante palmaria indefinición, corroborara
esta dicotomía cuando justamente recomendaba a los autores de las esculturas que se
ajustaran en lo formal “con el intento en
la formación que se le diere”. De haber existido un patrón claro, un único
planteamiento, habría llegado hasta nuestros días la representación
icónica más antigua de los mártires patronos de Arjona.
BIBLIOGRAFÍA:
SOBRE LA ICONOGRAFÍA DE SAN BONOSO Y SAN MAXIMIANO (Fiestasantos
2000) y CONSIDERACIONES SOBRE LA ICONOGRAFÍA DE NUESTROS
SANTOS PATRONOS, artículos de José Domínguez Cubero recogidos en el libro ARJONA: ANTOLOGÍA DE ARTÍCULOS DE LOS
PROGRAMAS DE FIESTASANTOS: TOMO I. EDITORIAL BENAMAZOR. Autor: Antonio Rivas
Morales. GRANADA 2012.
Todas las imágenes pertenecen al archivo del Blog.
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