viernes, 22 de agosto de 2014

Las visitas a Arjona del eminente Cardenal Moscoso Sandoval


      La aparición los días 12 y 13 de  octubre de 1628 de numerosos huesos entre vestigios de instrumentos de martirio, “piedras quemadas, carbones y cenizas” en las inmediaciones del recinto amurallado de Santa María, algunos de los cuales atribuidos a los jóvenes mártires Bonoso y Maximiano, propiciaría, en un contexto de prodigiosas apariciones de luces y resplandores, un intenso movimiento religioso que irradió en cuestión de unos días hacia las poblaciones vecinas, expandiéndose poco después a distintos puntos de las provincias de Jaén, Córdoba, Granada y Málaga.
      No pudo asistir a dichos descubrimientos el entonces Obispo de la Diócesis, el Cardenal D. Baltasar Moscoso y Sandoval, por hallarse en Madrid. “Pero, apenas pudo dejar la corte, regresó a su diócesis, viniendo directamente a Arjona”. 
      Era la primera vez que visitaba la villa de Arjona. Y el recibimiento de que fue objeto el mitrado fue de lo más solemne. Por un acuerdo capitular, fechado el 19 de febrero de 1629,  sabemos que el concejo, conocedor de la inminencia de su llegada invitaba a “que salga la villa a recibir al Cardenal, con su cabildo a caballo, hasta el Salado y con el mejor ornato que se pueda.
      Llegó el Cardenal acompañado de su padre, el conde de Altamira; el marqués don Cristóbal Moscoso, oidor de Granada; de don Bernardo de Alderete, canónigo de Córdoba; de don Gabriel Saro, y del obispo de Nápoles” y enseguida se hace cargo de la situación: Ordenó hacer procesión general y proseguir con la cava” al tiempo que tomaba declaración a testigos de Arjona, de Arjonilla, Villanueva, Andújar, Marmolejo, Jaén, Granada, Montoro, Porcuna, Beas, Castro del Río, Torredonjimeno y Alcalá la Real.
      Para entonces, los hallazgos de las reliquias y los fenómenos prodigiosos que en torno a las mismas se producían habían cobrado una trascendencia tan extraordinaria entre las gentes del pueblo, que sus ecos sobrepasaron con largueza los límites geográficos de la diócesis jiennense hasta el punto que su conocimiento llegó, precisamente por iniciativa del mismo Cardenal, no sólo al monarca, Felipe IV, sino al propio pontífice, Urbano VIII.
      Así el 27 de marzo de 1630 escribía el Obispo de Jaén al rey con el relato de los hechos más relevantes acontecidos, y al año siguiente, coincidiendo con su visita “ad limina” al Vaticano, entregando en persona un memorial de los hechos al pontífice “suplicándole se sirva de elegir el orden que para la calificación de estos huesos, sea de mayor servicio y gloria de N. Señor y honra de sus Santos.”
      Ese mismo año, 1631, vuelven a aparecer las luces. El prelado, celoso garante de las orientaciones de Trento, alentadoras al pietismo y culto devocional a la Virgen y a los Santos, como reacción a la creciente influencia de los movimientos reformistas liderados por Lutero,  regresa a Arjona con el propósito de retomar las declaraciones a testigos de visiones tan maravillosas, canalizando y estimulando  con su presencia la devoción popular hacia el fenómeno religioso surgido en el otoño de 1628 . Para entonces, ya habían prestado declaración más de ochocientos.
      El jesuita P. Antonio de Jesús María sostiene en cambio que el Cardenal se encontraba por aquel entonces en Roma para participar como miembro de la delegación hispana en la Congregación de Obispos y Regulares, convocada por Urbano VIII. (*)
      Sea como fuere, lo cierto es que, la multitudinaria llegada de peregrinos para venerar las reliquias expuestas entonces en la iglesia de Santa María no paraba de crecer cada año, circunstancia ésta que debió influir en gran medida en la primera autoridad diocesana para promover la erección de un santuario donde pudieran custodiarse y recibir la veneración y devoción de los fieles.
      ‘Será Dios servido- escribiría el Sr. Moscoso y Sandoval el 4 de mayo de 1633- vaya yo presto a Arjona para que hagamos luego a los Santos Bonoso y Maximiano alguna capilla donde poder hacer misa y encomendarse a los Santos los que llegaren al santuario con la devoción que se merece.”
Imagen del Santuario a comienzos del pasado siglo
      La siguiente visita se produjo en algún momento de 1635. Vuelve a Arjona D. Baltasar para “inquirir por sí mismo el estado en materia tan inmediata a la Gloria de Dios en sus Santos. Para asegurar cuanto le fuese posible el acierto, llevó consigo personas Religiosas, Insignes en Letras y Venerables por su Virtud, con cuya asistencia se averiguase mejor la verdad y se discurriese qué se debía hacer con mayor madurez”.
      No debió quedar en el olvido en el curso de esta visita la idea que rondaba al prelado desde hacia varios años de erigir un santuario dedicado a los recién nombrados patronos de la villa, ya que el 30 de septiembre del mencionado año comienzan las tareas de derribo de tapias y allanamiento de terrenos en las inmediaciones de la Ermita de San Nicolás. Y dos días después, el 2 de octubre, la apertura de zanjas para iniciar la cimentación del edificio.
      Desestimado, sin embargo, este primer emplazamiento, se paralizan las obras hasta tanto se decide un nuevo enclave considerado más idóneo, que, a la postre, terminaría siendo a continuación de la entrada al Alcázar, ‘entre la torre de la Vela y la del Rastrillo o de los Santos”.
      Por un capitular del cabildo de la villa fechado el 6 de mayo de 1636 sabemos que el Sr. Moscoso y Sandoval se encontraba en Arjona “tratando de que se haga un templo a la advocación de San Bonoso y San Maximiano, patronos de esta villa, y para… una religión de frailes que  cuide de ello.  A esta villa –continuaba- le ha parecido que lo más cómodo para contento de los fieles, sea la Orden de Nuestro Padre Francisco, de los Recoletos; para los cuales pidieron … y suplique al señor Cardenal como por él lo hacen, se sirva de dar licencia para las dichas iglesia y fundación del dicho convento; que con ello esta villa  recibirá muy grande merced”.
      La preocupación y celo del Cardenal por levantar el santuario es patente si consideramos la documentación epistolar a este respecto. Ya el  30 de septiembre de 1639 el Obispo de Jaén remite un despacho al Arcipreste de Arjona animándolo a retomar a la menor brevedad posible las obras del santuario, paralizadas cuatro años atrás por la búsqueda, de un mejor emplazamiento y la carencia de un maestro mayor que las dirigiese.
Otra vista  del templo edificado a instancias del  Cardenal Moscoso Sandoval
       Al final las obras se retoman el 12 de noviembre a continuación de la puerta del Alcázar ‘entre la torre de la Vela y la del Rastrillo o de los Santos’. Se demuele la Torre de los Santos y once días despues, se abren las zanjas para levantar los cimientos.
Dos meses antes, no obstante, la primera autoridad diocesana había venido una vez más a Arjona para tomar parte en los actos religiosos de la Fiesta a sus Santos.
      “El día 21 de agosto –cuenta el presbítero Jerónimo Gil Mena- celebró Misa de Pontifical en Santa María del Alcázar, y luego asistió a la procesión que discurrió por donde suele ir la del Santísimo Sacramento el día del Corpus Christi, acompañado de ilustres personalidades y ministros, entre los que se encontraba el P. Villegas, que ese mismo año terminó e imprimió su memorial”.
      “En la víspera –según cronicó este sacerdote arjonero- aparecen por la noche muchas luces y cruces milagrosas formadas en el aire sobre el santuario y no se trató de hacer información jurídicas de ellas, así por estar ya hechas tantos años anteriores, como por ser tan notorias y continuas en los presentes con lo que pareció superfluo este cuidado, y sólo lo puso su Eminencia en celebrar la fiesta con la grandeza, piedad y celo cristiano como en otros años se ha celebrado.”
      No volvería el Cardenal a Arjona hasta octubre de 1646, justamente cuando abandonaba Jaén para tomar posesión de la nueva responsabilidad encomendada, el Arzobispado de Toledo.
      Fue la última vez que vino a la villa de Arjona.  El Cardenal partiría de la capital del Santo Reino el día 8 por la tarde, después de agasajar con respetuosa visita y orar ante la imagen de la Virgen de la Capilla, en la iglesia de S. Ildefonso. Después, emprendería el camino que le habría de llevar a la villa  de Arjona,  donde llegaría de noche.  Le acompañaban cuatro Comisarios de la Ciudad y cuatro de la S. I. Catedral.
       El Cardenal pernoctó en la villa y al día siguiente, “después de haber visitado el Santuario” que se hallaba en obras, despidió a los ocho Comisarios, no sin hacer “suma estimación de su Cortejo”. Y “aunque todos traían orden de no volverse hasta dejarle en Toledo”, sale sin ellos de Arjona con el resto de la comitiva en dirección a Villanueva de Anduxar, donde oró ante la imagen de Santa Potenciana. 
      Desde allí se dirigió finalmente a San Esteban del Puerto, “último lugar del Obispado sin levantar la Cruz Patriarcal, por particular atención a su Primera Esposa”. Estando en esta villa recibió Carta del Cabildo de Toledo y del Deán, notificándole de la toma oficial de posesión de su nuevo nombramiento con fecha de siete de octubre.
      Comenzaba el Cardenal una nueva etapa de su ministerio que le situaría al frente del Arzobispado de Toledo hasta el mismo momento de su fallecimiento, el viernes 18 de  septiembre de 1665.


Imágenes de S. Bonoso y S. Maximiano, titulares del  templo-santuario

(*) En 1630 inicia su viaje a Roma para participar en la Congregación de Obispos y Regulares convocada por el Papa Urbano VIII. Deja al gobierno del Obispado a su provisor, Dtor. D. Eugenio de Chirivoga, a la sazón Canónigo de Jaén y Arcediano de Baeza.
      Sale de Jaén y se dirige a Madrid para saludar al rey. Desde allí marcha a Lérida camino de la Ciudad Eterna. Estando en Italia,  le llegan noticias de España comunicándole la muerte  de su hermano Melchor, Obispo de Segovia, el 30 de agosto de 1632.
        Su dilatada estancia en tierras italianas es aprovechada por el Cardenal para realizar numerosos viajes por varias ciudades italianas donde visita innumerables conventos y casas de caridad.
      Regresa en el verano de 1633 a España. En septiembre llega a la capital de España, visita la tumba de su hermano y la provee de un epitafio que encarga para loar las virtudes del finado. Después de realizar otras gestiones en Madrid, regresa finalmente a Jaén.


BIBLIOGRAFÍA:
-ANALES DE LA CIUDAD DE ARJONA. Autor: Santiago Morales Talero. Madrid, 1965.     
-PRIMERA MISA DE PONTIFICAL celebrada en la Fiesta de Santos por el que fuera Obispo de Jaén el EMMO. CARDENAL MOSCOSO Y SANDOVAL. Autor; Jerónimo Gil Mena. Artículo del libro ARJONA: ANTOLOGÍA DE ARTÍCULOS DE LOS PROGRAMAS DE FIESTASANTOS. TOMO II.
D. BALTASAR Y MOSCOSO Y SANDOVAL. Autor: F. Antonio de Jesús María. Madrid, 1680. 
-La imagen de portada se ha tomado del libro D. BALTASAR Y MOSCOSO Y SANDOVAL. Autor: F. Antonio de Jesús María. Madrid, 1680
-Las imágenes del Santuario pertenecen a la publicación D. LOPE DE SOSA, dirigida por Alfredo Cazabán. Abril 1913.

jueves, 21 de agosto de 2014

El Santuario de las Reliquias de Arjona. (1635-1934) Breve aproximación histórica


      El hallazgo los días 12 y 13 de octubre de 1628 de numerosos restos óseos al pie de las murallas de Santa María, algunos de ellos atribuidos a los jóvenes Bonoso y Maximiano, martirizados  el 21 de agosto de 308 por orden del Prefecto de las Españas, Publio Daciano, originaría  una verdadera conmoción entre los habitantes de la entonces villa de Arjona, y propiciaría, en el contexto de la sociedad barroca del primer tercio del s. XVII, un intenso movimiento religioso que se propagó en cuestión de unos días, primero, por las poblaciones vecinas de Higuera de Arjona (27 de octubre), Villanueva de Andújar (28 de octubre) y Escañuela (29 de octubre), y poco después  a Torredonjimeno e Higuera de Martos (ambas el 28 de diciembre), Martos (17 de enero de 1629) y Santiago (25 de enero),  irradiando más tarde por distintos puntos de las provincias de Jaén, Córdoba, Granada y Málaga. 
      Todas estas poblaciones solicitan del vicario de Arjona un lugar de la plaza de Santa María donde poner una cruz,  se constituyen en cofradías para hacer fiesta solemne anual a los Santos, y asistir a la procesión, cada 21 de agosto con sus estandartes e insignias. 
     La construcción del edificio de Santuario
      La multitudinaria llegada de peregrinos a Arjona en esos primeros años para visitar las santas reliquias expuestas en Santa María llevó a las autoridades a decidir la erección de un santuario o iglesia donde pudieran custodiarse y recibir culto debidamente.
      “Será Dios servido, –escribiría el Cardenal Moscoso y Sandoval, a la sazón Obispo de Jaén, el cuatro de mayo de 1633- vaya yo presto a Arjona para que hagamos luego a los Santos Bonoso y Maximiano alguna capilla, donde poder decir misa y encomendarse a los Santos los que llegaren al santuario con la devoción que se merece”.
       Elegido el lugar, las inmediaciones de la ermita de San Nicolás, comienzan el treinta de septiembre de 1635 los trabajos de replanteo del terreno y derribo de tapias. Dos días después,  el 2 de octubre, comienza la apertura de zanjas para la cimentación.
       Desestimado, empero, ese primer emplazamiento, se elige un nuevo sitio por considerarlo más idóneo: “el lugar donde se descubrieron las primeras reliquias, a continuación de la puerta de Alcázar, ‘arrimada a la muralla sobre el antemuro’, entre la torre de la Vela y la del Rastrillo o Santos”.
      Durante cuatro años permanecieron paralizadas las obras, un retraso  quizás  motivado también, además de por la razón aducida más arriba, por la falta de arquitecto que las dirigiese, hipótesis más que plausible si hacemos caso al fragmento de la carta que el Cardenal-Obispo de Jaén dirige desde Baeza el 30 de septiembre de 1639 al Arcipreste de la villa de Arjona en estos términos: “… no se dilate (la obra) por falta de maestro mayor. Se vuelve el Dr. Ramírez por Jaén con orden para que parta luego a disponer la traza”.
      Apenas unos días después, el 8 de octubre, el prelado cursa un nuevo mensaje apremiando con la máxima diligencia, una vez superado el escollo de la dirección de las obras, a la reanudación de los primeros trabajos en el nuevo espacio elegido.
      El despacho dado en mano al mismísimo arquitecto para su entrega al Arcipreste de Arjona es suficientemente explícito. En él se indicaba textualmente el siguiente mensaje: “Esta carta lleva el maestro mayor para el Sr. Arcipreste y señor Dr. Botija que como son tan amigos y también míos quiero decirles cómo lleva ya la traza y resolución de lo que se ha de ejecutar y que conviene mucho abrir las zanjas con toda brevedad y pues hay mezcla hecha y piedra junta, se comenzará a fabricar antes que llueva y no se pueda pasar adelante y en la carta que escribo a la Universidad digo como doy licencia para que se trabaje los días de fiesta.”
      En ese sentido, el 12 de noviembre de 1639 comenzaron por fin los trabajos con el derribo de la torre de los Santos y, a su término, se inició la cimentación de los terrenos el día 23, enterrando en una caja de plomo y otra de piedra un pergamino con la inscripción: “+ J.H.S. D. BONOSO ET MAXIMIANO  sub praeside Daciano Urgavonae martyrium vallis eade Urgavona tanque suis tutelari 69 templum erigit consacrat dicathoe quis ergo anno de 1635 Eclesia modernote urbano Papa 8 christianorum imperium Ferdinando 2 Hispaniam regna Philip 4, et episcopabum giennense D. Balthasare de Moscoso et Sandoval S. R. E. titulo S. Crucis Hierusalem presbitero Cardenali.”
Imagen del Santuario hacia 1912
       Las obras fueron dirigidas por el Maestro Mayor (arquitecto) Juan de Aranda Salazar, (Castillo de Locubín, 1605 - Jaén 1654), llamado por el Obispo de Jaén, D. Baltasar Moscoso y Sandoval en 1634 para encargarle la continuación de las obras de la catedral, proyectada por Andrés de Vandelvira, (obra suya fueron las capillas del testero, Presbiterio, portada septentrional y Cúpula),  lo que le valió gran renombre y la intervención en numerosas construcciones, como la propia del Santuario de Arjona.
       Bartolomé de Moya, contratista de las obras de la Ermita, quedaría obligado a llevarlas a término, según subasta celebrada en Jaén ante Antonio Ribera, por el precio de nueve mil trescientos reales. Por aquel entonces se retribuía al maestro albañil con siete reales y tres, los peones.
      Parece fuera de toda duda el interés y preocupación del entonces Obispo de Jaén por la marcha de la obra. A tenor del intercambio epistolar que mantuvo en aquellos años conocemos que en septiembre de 1642 recaba información sobre el estado de las obras, interesándose, en esa dirección sobre si para entonces se “ha comenzado a sentar (levantar) la portada”; incluso en mayo del año siguiente envía a Arjona a P. Fray Luis de Barcelona para conocer de primera mano la evolución de aquella construcción y a interesarse por las posibles necesidades “que hubiese que advertir en la fábrica”. 
       Hacia 1642, se habían utilizado 18.000 ladrillos de Arjonilla, 42 cahíces de cal y 6.000 adobes, más las carretadas de piedra de Santiago de Calatrava necesaria, que importaron 6254 reales. Los gastos de estas primeras obras alcanzaron los 388.890 maravedíes.
Imagen del lado este antes de la colocación de los pilares de refuerzo
      El Cardenal Moscoso y Sandoval había entregado ya de sus rentas de 1629, 2126,6 ¼ fanegas de trigo y 19 ½ fanegas de cebada, “más bastantes libranzas de dinero entregadas por el dicho cardenal que no se determinan ‘por no haber instrumentos ni la quenta que se tomó al depositario’.”
      De limosnas de los fieles, aparecen recibos por valor de 564.473 maravedíes.

      Las inscripciones latinas
      Parece obvio que a la altura de 1644 se había levantado ya el muro norte de la planta inferior del Santuario con su portada plateresca y ventanales pues se colocan ese mismo año,  sufragadas por el pueblo, las dos inscripciones latinas que aparecen rotuladas en piedra sobre las ventanas próximas a la portada y a la espadaña del templo, con la intención de perpetuar en la memoria colectiva el proceso del martirio y el posterior hallazgo de las reliquias de los dos jóvenes de la milicia romana, declarados patronos de la villa de Arjona por la primera autoridad diocesana el 14 julio de 1628 y, cinco días después, acogidos oficialmente como tal por el Concejo y el vecindario.
      Traducidos del latín al castellano ambos epigramas vienen a decir lo que sigue:
      INSCRIPCIÓN PRIMERA:
Inscripción primera
    “A LOS SANTOS BONOSO Y MAXIMIANO, POR PUBLIO DACIANO, PREFECTO DE LAS ESPAÑAS, MARTIRIZADOS Y CUYOS CUERPOS FUERON REVESTIDOS UNA NOCHE EN ESTE LUGAR CON CELESTIAL RESPLANDOR Y SEPULTADOS CON SIGILO, Y POR ÚLTIMO EN EL PRESENTE SIGLO, ILUMINADOS CON MILAGROSOS, FRECUENTES Y BRILLANTES FULGORES QUE MOSTRABAN EN EL AIRE SIGNOS TRIUNFALES DE CRUCES, Y POR DIVINA INSPIRACIÓN ENCONTRADOS DESPUÉS DE MIL TRESCIENTOS VEINTE AÑOS. POR ESTOS Y OTROS DONES AUGUSTÍSIMOS Y DIVINÍSIMOS, ANTE LOS CUALES QUEDÓ SORPRENDIDA LA MENTE HUMANA, EL EMINENTÍSIMO Y REVERENDÍSIMO DON BALTASAR DE MOSCOSO Y SANDOVAL, PRESBÍTERO CARDENAL DE LA SANTA IGLESIA ROMANA DEL TÍTULO DE LA SANTA CRUZ DE JERUSALÉN, EN EL AÑO 25 DE SU EPISCOPADO DE JAÉN, POR VOTO DE SUS HIJOS A AQUELLOS A QUIENES SE DEBEN MAYORES Y MÁS AUGUSTOS DONES, PARA ALABANZA, HONOR Y JUSTA VENERACIÓN Y PARA MEMORIA DE ELLOS, CON GRAN PIEDAD, ERIGIÓ TEMPLO Y ALTARES, CON DEDICACIÓN DEL OBSEQUIO EN EL AÑO DE CRISTO DE 1644  Y  24 DEL REINADO DE FELIPE IV , REY DE LAS ESPAÑAS. EL SENADO Y EL PUEBLO DEL MUNICIPIO ALBENSE URGAVONENSE ARJONENSE A SUS FORTÍSIMOS E INDULGENTÍSIMOS PATRONOS, FELICES Y SIEMPRE INVICTOS, POR VOTO DEDICÓ ESTA PIEDRA CON INSCRIPCIÓN”

      INSCRIPCIÓN SEGUNDA:
Inscripción segunda
    "A LOS BIENAVENTURADOS DEL DIOS ÓPTIMO MÁXIMO, SANTÍSIMOS Y TRIUNFADORES DE LA IMPÍA REBELIÓN DEL PREFECTO ROMANO DE SEVILLA, EN LA GUERRA CIVIL DE ANDALUCÍA, MILITANDO BAJO LAS BANDERAS DE LOS EMPERADORES, CUANDO APENAS HABÍAN SALIDO DE LA PUBERTAD, Y ADEMÁS TRIUNFADORES DEL PRÍNCIPE DE LAS TINIEBLAS Y DE LOS MISMOS EMPERADORES DIOCLECIANO Y MAXIMIANO, EN LA DÉCIMA PERSECUCIÓN GENERAL CONTRA LA IGLESIA DE DIOS, BAJO EL PODER DEL PREFECTO DE LAS ESPAÑAS, PUBLIO DACIANO, EL 21 DE AGOSTO POR EL AÑO DE CRISTO DE 308, A LAS TRES DE LA TARDE, SIENDO BONOSO DE 20 AÑOS Y MAXIMIANO, SU HERMANO, DE 18 AÑOS DE EDAD, FUERON CORTADAS SUS CABEZAS, VENCIENDO GLORIOSAMENTE POR LA FE DE CRISTO, DESPUÉS DE SUFRIR ESTRECHA CUSTODIA EN LA CÁRCEL Y ATORMENTADOS CON SED CONTINUA EN LA MITAD DEL ESTÍO Y CON EL SUPLICIO DE LA TRÓCLEA.
    Y EN ESTE MISMO SITIO Y LUGAR, DONDE SE CREE CONSIGUIERON LA PALMA DEL MARTIRIO, SUS CUERPOS SAGRADOS, QUE YA HABÍAN SIDO NEGADOS POR EL PRESIDENTE A LOS PADRES DE LOS MÁRTIRES, NATURALES DE LA COLONIA ILITURGI FORO JULIA, LLAMADA ANDÚJAR HOY, EN SECRETO SEPULTADOS POR CIERTOS SOLDADOS CRISTIANOS QUE SALIERON POR LA NOCHE CON CAUTELA DE ESTE ALCÁZAR, AL VER DICHOS CUERPOS REVESTIDOS DE UN RESPLANDOR ESPECIAL. EL MUNICIPIO ALBENSE URGAVONENSE A SUS INDULGENTÍSIMOS PATRONOS DEDICÓ TEMPLO Y ALTARES Y ESTA PIEDRA E INSCRIPCIÓN POR DECRETO DE LOS DECURIONES” 
       Aunque en la portada del templo que mira a la Plaza de Sta. María aparece grabada la fecha de 1659, las obras, sin embargo, no habían finalizado a la altura de 1668, según se recoge en un acuerdo del concejo municipal fechada el 23 de julio de dicho año,  si bien se confirma ya “que la iglesia estaba abierta al culto y que en la casa, hoy del santero, vivía el vicario y juez eclesiástico de Arjona, el licenciado Francisco García del Valle”.
       La conclusión definitiva de las obras del Santuario, a tenor de la inscripción que aparece en la base del retablo construido en la planta inferior del edificio, no llegó a producirse hasta justamente el 18 de agosto de 1672.
     Descripción de las portadas y el retablo
      A la planta superior se accede desde la Plaza de Santa María, a través de una puerta flanqueada por dos pilastras cajeadas, característica del renacimiento tardío, y rematada por un sencillo arco de medio punto apoyado en impostas.
      Del entablamento arranca el segundo cuerpo, cuya pieza principal lo constituyen dos hornacinas enmarcadas en piedra moldurada cruciforme que en sus bases laterales exteriores ofrecen el detalle de dos relieves labrados en espiral.
Portada de acceso al santuario desde la Plaza de Sta. María
       Aranda Salazar dejó estipulado en su informe de arquitectura redactado en 1640, la colocación en ambas hornacinas de sendas figuras de piedra, de dos varas de altura (167  centímetros), aunque no entraba en detalles sobre el aspecto formal que deberían tener las estatuas dedicadas a los Santos Mártires.
      Tal vez, esta indefinición fue la causa principal de que, a la postre, transcurriese el tiempo y el santuario se diese por finalizado en 1659, sin llegar a realizarse en piedra las efigies de los Santos Patronos. 
      Coronan esta portada un frontón rebajado, que alberga en su tímpano el escudo del obispo impulsor del santuario,  rematado con dos pináculos que arrancan de sus rebordes superiores y una cruz labrada en piedra en el vértice. 
      En relación a la planta del cuerpo superior es de una sola nave cubierta con bóveda de cañón con lunetos y pilastras arquitrabadas que sostienen arcos de medio punto.
      En su altar mayor se colocaron las imágenes de los Santos Bonoso y Maximiano, en otro altar lateral, en pintura, los también mártires y Santos Apolo, Isacio y Crotas.
      En el piso inferior se horadó una cámara para ser vista desde fuera, a modo de cripta, con acceso al Cementerio de los Mártires,  creado con el fin de dar consistencia a la construcción.
Portada de acceso desde el Paseo de los Mártires
      En su exterior aparece una portada característica del plateresco tardío y dos inscripciones con artísticas molduras labradas en piedra, a las que ya nos hemos referido con anterioridad.
Los pilares que flanquean el vano están constituidos por grandes sillares  labrados con sobrias y sencillas cenefas que contrastan con la minuciosidad de la decoración del dintel, difícil de apreciar por la huella que ha dejado en su estructura a lo largo de más de tres siglos los rigores del clima.
        Con idénticos elementos decorativos a la portada renacentista, a excepción de la cruz, el frontón rebajado completa este conjunto arquitectónico porticado.


Detalle de la decoración del dintel
        En su interior se edificó un retablo de yeso policromado de indudables resabios colonialistas. En ese recinto “dos de sus vanos tenían como finalidad la de albergar los Relicarios de San Bonoso y San Maximiano”. Las obras del atípico retablo que preside la Cripta finalizaron el 18 de agosto de 1672.
         Realizado en yeso policromado, se trata de un cuerpo rectangular coronado por decoración vegetal que se adapta a un rebajadísimo semicírculo. El retablo consta de un único piso de tres calles separadas por cuatro columnas de esquemático capitel y fustes espigados en zig-zag. En ellas abren vanos rectangulares, dedicados a guardar los relicarios de los mártires, más bajos en los laterales para dejar espacios  a tondos superiores.
        En la calle central, remata el vano una moldura arqueada de la que pende una corona entre ondulante decoración: una moldura superior, muy fina, enmarca todo el vano y se modula por encima de los capiteles. Solo la cornisa separa el cuerpo del mencionado acabado.
         Si extraña resulta la ruptura del hipotético entablamento, más aún lo es la decoración: foliada y amplia, biselada y muy profunda, convierte a ésta en una obra exótica de indudables resabios coloniales.
Retablo realizado en yeso policromado
       En el banco puede leerse la inscripción que sigue y la fecha de su ejecución:
“A ONRA Y GLORIA DE DIOS NR. SEÑOR Y DE LOS SANTOS MÁRTIRES, SE ACABÓ ESTA OBRA SIENDO OBISPO DE JAÉN EL ILMO. SR. D. ANTONIO FERNÁNDEZ DEL CAPO ANGULO Y BELASCO Y BICARIO EL MAESTRO D. SEBASTIÁN SALIDO HERBAS” (izquierda), “Y PRIOR DE SANTA MARÍA EL LD. JUAN FRANCISCO DE UTRERA Y CÉSPEDES Y MAYORDOMO D. LUIS MONTESINOS PÉREZ. 18 DE AGOSTO, AÑO DE 1672”. (derecha).

      Así mismo, el santuario alberga el Museo de los Santos, en el que se expone buena parte del patrimonio y enseres de la Hermandad.

      Reformas posteriores
      Parece lógico colegir que con el transcurso de los años, el edificio fuera objeto de pertinentes y necesarias obras de conservación y mantenimiento, ejecutadas tanto en los muros del edificio como en el retablo y en las dependencias alojadas en su interior. Gracias a testimonios documentales se ha podido conocer con precisión las fechas en que se llevaron a cabo algunas de esas intervenciones.
        Así, por ejemplo, el cinco de agosto de 1698, a petición del señor fiscal, el Concejo de la villa toma la decisión de colocar “en los escudos que hay en blanco en el Santuario de los Santos Patronos, sin la menor dilación, las reales armas de la Mg. Católica, Universal Patrono en todos los reinos y las de este Concejo”. Concretamente, la  medida hacía referencia  a colocar en las tarjetas instaladas en el remate del retablo los escudos de armas del Rey (la Corona Real orlada con el toisón y sus divisas reales) y el escudo de la villa de Arjona, asunto del que se da cuenta de su materialización en el acuerdo adoptado en posterior reunión del cabildo.
         Casi ocho décadas después, en 1777 , el Concejo destina los beneficios de “unos regoxijos públicos de toros” celebrados con motivo de la Fiestasantos de aquel año, (después de pagar andamiada, operarios, chulos, toros, etc, quedó un sobrante de 7.000 reales) a la erección de un “altar, presbiterio, enlosado, escalera y basa del púlpito, de jaspe encarnado”. La disposición del cabildo, previsoramente, se reservaba el derecho, en caso de que dicha partida resultara insuficiente, para “arbitrar el medio o medios que tuviese por bien más conforme para que lo produzca”, bien con nuevos regocijos en años posteriores o con aquellos medios que se considerasen oportunos. Varios meses después, el 28 de diciembre, se adopta el acuerdo de colocar en dicho altar una baranda de hierro por “maestro inteligente que la fabrique, bien de esta villa como fuera de ella”.
       El 25 de septiembre del año siguiente se acomete la construcción del camarín con su pertinente lumbrera. Por las cuentas de la obra, se sabe que fue dirigida por el maestro Rueda ascendiendo sus gastos totales, que incluían  los costos de tres rejas, la veleta y los clavos utilizados a 945 reales más otros 66 por los cristales de la linterna. La obra se dio por finalizada el 19 de septiembre de 1779.
Camarín
       Pocos años después, en 1792, el Visitador del Obispado de Jaén, D. Juan Antonio Monasterio formula una petición al Concejo de la villa para que demuela el atrio o capilla despoblada que llaman de los forasteros, levantada en los años posteriores al descubrimiento de las reliquias en uno de los extremos del Cementerio de los Santos, justo en una zona del antemuro que, por su estado ruinoso era de fácil acceso para todo el mundo y que con su construcción quedaba cercado, habilitándose aquella con una entrada revestida con un tejadillo para resguardo de los centinelas. Ahora se pretendía derribarla “no solo para quitar la fealdad que causa dicho sitio, sino también por los escándalos y otros inconvenientes que se han originado en dicho atrio”. La propuesta diocesana fue acogida favorablemente por el cabildo arjonero que aprobó su demolición.
       El camarín sería objeto de una importante restauración llevada a término en 1860, siendo alcalde de Arjona D. Rafael de Morales y mayordomo de la Hermandad D. Bartolomé Lópiz. Las obras emprendidas entonces en el trasaltar supusieron un montante de 11.775 reales y 8 maravedíes.
       No tenemos referencias de nuevas obras hasta 1912, en que siendo alcalde de la ciudad D. Francisco Talero se emprende una importantísima intervención ante el lamentable estado de ruina que presentaba la estructura del edificio, muy baqueteado por la actividad sísmica –de especial virulencia y destructividad fueron los acaecidos en noviembre de 1755 y diciembre de 1884 que dejaron cuantiosos daños materiales en las infraestructuras y edificios de la localidad- y los temporales en las épocas de lluvias que, como es lógico, influirían en el deterioro del templo.  
Vista oriental del  Santuario en la actualidad
       De todas las obras que se acometieron sólo conocemos la colocación de los dos contrafuertes en la fachada oriental para reafirmar su estructura. 
       También se promovió para recaudar fondos una activa campaña emprendida en la prensa por D. Pedro Alejandro Ruano Prieto, que contribuyó a concienciar a todo el vecindario que se apresuró a colaborar a través de  suscripciones populares a la reparación del edificio.
La crónica de la época también recoge la labor del regidor de Arjona en aquel entonces, D. Francisco Talero, que según se indica ‘no descansó un momento hasta ver terminadas las obras’.
        El día de su inauguración, el marmolejeño D. Julián Castilla,  párroco de San Martín,  en un momento de su intervención afirmaría que ‘si Roma es grande por poseer los cuerpos de S. Pedro y S. Pablo, Arjona lo es por guardar los de S. Bonoso y S. Maximiano".
      Imágenes de la época, muy probablemente próximas al citado año, nos permiten conocer la fisonomía de las fachadas sur y este del santuario y la mayor inclinación de las cubiertas de la iglesia y la casa del santero.
      Y finalmente en 1928, con motivo de los fastos conmemorativos del III Centenario, se realizaron nuevas obras costeadas por D. Pedro Alejandro Ruano Prieto por valor de 6111.58 pesetas y seis años después, en 1934, el mismo señor acometería obras de ‘reparación y ornato’ en el Camarín y Sacristía del Santuario, donando además diversos enseres y objetos de culto.
Campanario levantado en ladrillo

    BIBLIOGRAFÍA:
    ANALES DE LA CIUDAD DE ARJONA. Autor: Santiago de Morales Talero. Madrid, 1965.
    ARJONA: HISTORIA, VIDA Y PAISAJE. Autor: Manuel A. Cardeña Perales.
    UN EPÍGONO DEL CLASICISMO EN LA BAJA ANDALUCÍA, JUAN DE ARANDA SALAZAR. Autor: Pedro Galera Andreu.
    ANDALUCÍA, TURISMO DIGITAL.  Primer diario europeo de información turística.
     PROGRAMA DE FIESTASANTOS 2008. “LÁPIDAS de PIEDRA en HONOR DE LOS SANTOS MÁRTIRES DE ARJONA. LUIS CORDÓN CORTÉS, párroco de Ntra. Sra. de la Cabeza de Huesa.
      EL RETABLO EN JAÉN. (1580-1800). Autora: Mª Luz de Ulierte Vázquez. Ayuntamiento de Jaén. 1986.
      REVISTA DON LOPE DE SOSA, dirigida por D. Alfredo Cazabán, Cronista de la Provincia de Jaén. Abril, 1913.
      SANTUARIO DE LOS MÁRTIRES DE ARJONA. AUTOR: Basilio Mártinez Ramos. Edita: ANTONIO RIVAS MORALES GRANADA 2000.
     La foto del Camarín se ha tomado  del libro ARJONA, CUNA DEL REY ALHAMAR. Autor: Manuel Antonio Cardeña Perales. 1997.



martes, 19 de agosto de 2014

El Ayuntamiento de Arjona concederá en el Día Grande de Fiestasantos el título de ‘Alcaldesa Perpetua’ a la Virgen de los Dolores y la Medalla de Oro a San Bonoso y San Maximiano

   

       La tradicional Solemne Fiesta Religiosa que se celebra el Día Grande de Fiestasantos, -próximo jueves día 21- tendrá en la presente edición de este año una significación extraordinaria: en el transcurso de la  misma se concederá a la Patrona de la Ciudad, la Stma. Virgen de los Dolores el título de ‘Alcaldesa Perpetua’ y, acto seguido, la imposición de la Medalla de Oro a los Santos Patronos San Bonoso y San Maximiano.


Imagen de los Santos Patronos de Arjona
      A las once de la mañana está previsto que den comienzo los actos religiosos programados  que presidirá en ocasión tan especial el Sr. Obispo de la Diócesis, D. Ramón del Hoyo López, y que contará con la asistencia del Clero, de la Corporación Municipal y de las Autoridades. En el curso de los mismos, el Excmo. Ayuntamiento, como muestra ‘de reconocimiento y agradecimiento público a nuestros titulares por el fervor y devoción popular que desde tiempo inmemorial ha venido demostrando nuestro pueblo hacia ellos’ procederá a la designación y condecoración ya citados.
Coral "Regina Coeli"
      La Coral “Regina Coeli”, agrupación musical dirigida por Inmaculada Pulido desde 2007, que habitualmente participa en los actos solemnes dedicados a la Patrona, la Virgen de los Dolores, y a los Stos. Patronos,  Bonoso y Maximiano, acompañará, en esta ocasión tan excepcional, con sus interpretaciones musicales.
      La función religiosa concluirá, por último,  cuando se den a besar a los fieles las Sagradas Reliquias.

Fuente: arjona.es
La imagen de portada muestra un primer plano de la Patrona de Arjona, la Virgen de los Dolores. Se ha tomado del libro 1755-2005, 250 AÑOS EN SU CORAZÓN. Autor: Manuel A. Cardeña Perales. Julio 2007.
La foto de los Santos Patronos pertenece a todocoleccion.net
La imagen de la Coral "Regina Coeli" se ha tomado de videoarjonero.

FIESTASANTOS 2014: (III) Programa Oficial

PROGRAMA DE FIESTASANTOS 2014 (Del 21 al 25)

Día 21 de agosto

A las 9.00 horas

FIESTA RELIGIOSA en Santa María del Alcázar

A las 11.00 horas

SOLEMNE FIESTA RELIGIOSA con asistencia del Clero y de la Corporación Municipal de Excmo. Ayuntamiento de Arjona y Autoridades. La celebración estará a cargo del Excmo. y Rvdo. Sr. D. Ramón del hoyo López. En el transcurso de dicha celebración nuestro Excmo. Ayuntamiento, como muestra de reconocimiento y agradecimiento público a nuestros titulares, por el fervor y devoción popular que desde tiempo inmemorial ha venido demostrando nuestro pueblo hacia ellos, procederá a la concesión de las siguientes distinciones:
a) La concesión a nuestra Patrona, la Santísima Virgen de los Dolores, del título de “Alcaldesa Perpetua de la Ciudad de Arjona”.
b) Y la imposición a nuestros Santos Patronos, San Bonoso y San Maximiano, de las medallas de Oro de la Ciudad de Arjona.
Al final de la Fiesta se darán a besar las Sagradas Reliquias.
Acompañando la celebración estará la Coral “Regina Coeli”.


 A las 21.00 horas

SOLEMNE PROCESIÓN
Con las imágenes de Nuestros Santos Patronos y Urnas de las Sagradas Reliquias con asistencia del Clero, la Corporación Municipal del Excmo. Ayuntamiento de Arjona, Autoridades y la Pontificia y Real Hermandad de Forasteros, acompañada de la Banda de Música “Lira Urgavonense”. Durante la Procesión se darán en los sitios acostumbrados las paradas tradicionales. Durante el trayecto de la Procesión se quemarán tres grandes tracas (la de la Plaza de la Constitución la costea la Hermandad de los Santos). Tras el encierro de la Procesión, correrá el Toro de Fuego por el Paseo General Muñoz Cobo.

Día 22 de agosto

A las 13.00 horas

DÍA DEL ARJONERO AUSENTE
En el Centro Cultural Cine Capitol, los distinguidos este año por la Hermandad son don Pedro Galisteo Vallesquino y don Alfonso Sánchez Garrido

A las 22.30 horas

TRADICIONAL FIESTA RELIGIOSA

Terminada la cual, tendrá lugar la solemne procesión de las Sagradas Reliquias a su Santuario. Al término de la misma, en el atrio de la parroquia de San Martín, tendrá lugar el tradicional ofrecimiento de los hermanos a los Santos Patronos

A las 23.00 horas

En el Parque General Morales actuación de LARRY y a continuación GRAN BAILE amenizado por la ORQUESTA CHASIS

Día 23 de agosto

A las 11.00 horas

ESPECTÁCULO INFANTIL CANTATIRIJUEGOS en el Parque del General Morales

A las 12.30 horas

CONCURSO DE SOPAS CORTIJERAS en la plaza de la Constitución. (Patrocinado por Repostería Bonoso Campos.) Habrá trofeo para los ganadores.

A las 21.30 horas

GRAN PASACALLES (Los encierros taurinos)

A las 23.00 horas

GRAN BAILE amenizado por la ORQUESTA DYNAMIC Y CUARTETO BRISA

Día 24 de agosto

TERCER ENCUENTRO CETRERO
Sitio: Paraje de “Canilla” en la carretera Arjona-Lahiguera

De 10.30 a 14 horas

PARQUE INFANTIL FESTILANDIA, talleres infantiles y FIESTA DE LA ESPUMA en el paseo General Muñoz Cobo

A las 23.00 horas

GRAN BAILE amenizado por la ORQUESTA DYNAMIC y MUSICAL AZAHARA en el parque General Morales

Día 25 de agosto

A las 21.00 horas

DÍA DE CONVIVENCIA  en el Parque del General Morales

EXPOSICIONES
Ver FIESTASANTOS 2014: (II) Programa de Fiestas

COMISIÓN DE FESTEJOS

D. Javier Sánchez Camacho
Dª. Josefa Álvarez Arazola
D. Juan Latorre Ruiz
Dª. Lucía Casado Sierra

Fuente: arjona.es