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miércoles, 25 de marzo de 2015

Imágenes: Plaza de la Cruz


      Desde finales de junio del pasado año, este recoleto espacio dedicado a la figura de Bernardo López, pasaba a denominarse, a raíz de la intervención urbanística practicada entonces, Plaza de la Cruz. De traza cuadrada algo irregular, de reducidas dimensiones y aledaña a otros rincones públicos abiertos, como los dedicados al Gral. Serrano, a S. Juan Bautista y al sacerdote Álvarez Tendero, esta plaza debe su nueva denominación al pedestal sobre graderío de 4 cuerpos y remate en cruz de piedra que ahora luce en su zona central.
     Gracias a las gestiones del consistorio arjonero ante las Delegaciones de Cultura y Fomento, el pedestal sobre grada fue retirado un mes antes  del paraje del término de Porcuna conocido por ‘curva de Mendoza’, en la carretera local A-6175 (Porcuna-Lopera), donde había sido colocado en 1939 junto al arcén de dicha vía poco después de la finalización de la guerra civil.

Conjunto monumental  compuesto de pedestal y cruz sobre un cuerpo de gradas
       Al parecer, la pieza que por aquel entonces se hallaba desprovista de su original cruz de hierro, había sido sustraída del lugar donde se hallaba emplazada, las inmediaciones de la ermita de San Diego, a la entrada de la localidad.  
      La historia de este conjunto monumental forma parte ya del patrimonio histórico-artístico del casco antiguo de la ciudad. Su erección se remonta a finales del siglo XVI, exactamente el año de 1595, cuando la cofradía ‘Ángeles y Misericordia’ lo levanta, quizás a la entrada de la población, junto a una encrucijada de caminos para orientación de viajeros y caminantes. 

Detalle del pedestal moldurado con la inscripción en parte delantera

Detalle de la cruz  de piedra, adicionada  al  monumento coincidiendo con su instalación en  este espacio urbano. En sus orígenes,  sobre el pedestal  descansaba una cruz de hierro, ya desaparecida a la altura  de 1939
      El pedestal conserva aún, 420 años después, las inscripciones originarias labradas en sus cuatro caras laterales. Según la disposición actual de la peana, en su cara frontal puede leerse ‘Por amor me puse aquí y del amor es la llaga y solo con amor se paga’; detrás, ‘Esta obra es de la Cofradía de Ángeles y Misericordia, 1595’; a la derecha ‘Este camino va a Porcuna’, y a la izquierda ‘Este camino va a Lopera’.
      El origen de estos conjuntos monumentales provistos de gradas datan del siglo XIV, y sus antecedentes se pueden rastrear en las cruces levantadas en los campos germanos. Fueron introducidas en España a través del ciclo bretón y comenzaron a proliferar en centurias posteriores en las entradas de las poblaciones, encrucijadas de caminos, atrios de las iglesias, monasterios o ermitas, gracias a la labor de las órdenes mendicantes y cofradías religiosas como en el caso que nos ocupa.  

      BIBLIOGRAFÍA:
      www.arjona.es
      ORIGEN, VÍAS DE PENETRACIÓN Y EXPANSIÓN DE CRUCES Y CRUCEROS EN LA PENÍNSULA IBÉRICA. Marta Plaza Beltrán.    

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