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martes, 9 de abril de 2013

La romería de la Virgen de la Cabeza a través de la prensa (I)


    La prensa escrita nunca ha sido ajena a la expresión colectiva en sus manifestaciones festivo-religiosas. Las vivencias más genuinas de todos los elementos que conforman el entramado sociológico de esta ancestral romería han sido objeto de atención por parte del periodismo de todas las épocas que, eso sí, con más o menos rigor, con más o menos acierto, han retratado la liturgia y los escenarios de la fiesta, la idiosincrasia, el folclore y la devoción nacidas de las expresiones particulares y colectivas del abigarrado paisaje humano que se da cita anualmente en torno a la inmemorial fiesta de Ntra. Sra. de la Cabeza.
    Rescatando de las hemerotecas las crónicas que fueron realidades en su momento no hacemos sino traer al presente aquellas vivencias en su expresión más auténtica, más real, válidas para reconocer los referentes de la fiesta que aún perviven hoy día y de paso valorar, tanto las prácticas y ritos desaparecidos como las novedades incorporadas a los fastos de esta multisecular romería.
    Con la referencia aparecida en 1894 en el HERALDO DE MADRID, iniciamos  una serie de aportaciones aparecidas en la prensa decimonónica y sobre todo, del siglo pasado, sobre la devoción a esta advocación mariana.


DE ROMERÍA
La Virgen de Sierra Morena. –Devoción y gozo. –Banderas y buenas mozas.- Flores y tiros.

    “En una peña enhiesta de la riente Sierra Morena, se apareció allá por el siglo XIII al pastor Juan de Rivas, natural de Colomera, la Virgen Madre de la Cabeza.
    La sencillez de los tiempos medievales, maravillada por la luz del milagro, ha repercutido al través de las centurias, y hoy en pleno siglo de la discusión y el indiferentismo casi iconoclasta, la Virgen de la Cabeza cuenta con la devoción ferviente de los primeros días, y su festividad es siempre un suceso de fe y de regocijo para media Andalucía.
    Fiesta típica y gentil, en la que el sentimiento religioso compite con el donaire y la alegría.
    Una comitiva espléndida de romeros procedentes de Colomera, Alcalá la Real, Arjona, Bailén, Arjonilla, Lopera, Martos, Montoro, Jaén, Rute, Torredonjimeno, Villa del Río, Marmolejo, Valenzuela, Cañete, Higuera de Calatrava, Mancha Real y otros pueblos de Córdoba, Granada y Jaén, se dan cita en Andújar, en cuyo término se halla el santuario de la venerada Virgen.
    Cabalgan todos con destreza árabe: el labrador sencillo y bueno, sobre su mula inquieta y dura; la labradora sobre la burra tranquila; el mozo sobre el potro de sangre y brío,…
    Entre riscos y flores desfilan con sus banderas y oriflamas: cada pueblo trae su comitiva, cada cofradía su brillante escolta…
    Entre trago y “decir” avanzan por la empinada sierra: la devoción les enciende, el mosto les anima, los lirios y las rosas de los valles espléndidos se ocultan ante el desfile de aquellas mujeres tan bellas, tan expresivas, tan ardorosas…
    Nada tan bizarro de luz y de color como aquel pueblo nómada, que durante toda una noche acampa en derredor del santuario.
    Depositan los romeros sus ofrendas en el templo, oran unos, se divierten todos, y cuando llega el momento de sacar la venerada imagen en sus andas descomunales, sostenidas por cientos de brazos, un pabellón formado por innúmeras banderas, un eco de cien tambores y músicas, una armonía de flores y de tiros, flota en aquellos agrestes parajes, donde la fe, el garbo, la alegría y el entusiasmo de los buenos labradores andaluces porfian con los aromas y los encantos que la Naturaleza derrochara sobre lo que es tierra sin par en feracidad y belleza.
    La animación, creciente cada año, ha sido en el actual espléndida, merced a la actividad franca y pródiga del hermano mayor de la Cofradía de Andújar, D. Miguel Serrano y Molina”.

Fuente: Texto e imagen pertenecen a la crónica aparecida el 29-4-1894 en el diario HERALDO DE MADRID. 

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