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jueves, 1 de noviembre de 2018

TAL DÍA COMO HOY DE 1755: El terremoto de Lisboa causó cuantiosos daños materiales en Arjona


        El terremoto de Lisboa tuvo lugar el 1 de noviembre de 1755 hacia las 10 menos cuarto de la mañana. Tuvo una duración entre 4 y 6 minutos y provocó cuarenta minutos después tres sutnamis que produjeron entre ambos fenómenos casi 90.000 víctimas.
     El impacto causado en España fue tan impresionante que llevó al mismísimo monarca Fernando IV a ordenar la preparación de un informe sobre los efectos del seísmo. Se elaboró entonces un cuestionario de ocho preguntas que se remitió a los pueblos y ciudades más importantes del país para que contestasen con prontitud y tener, de ese modo, una idea lo más real posible de su incidencia.
     Las respuestas dadas en Arjona al cuestionario solicitado por Madrid indicaban que el seísmo tuvo lugar el 1 de noviembre hacia las 10 menos cuarto de la mañana. En ese momento estaba la iglesia de Santa María llena de gente, al encontrarse el Obispo de Jaén administrando el sacramento de la confirmación.
     Las referencias sobre la descripción de los daños en la localidad manifestaron textualmente: “…temblaron las paredes de los edificios abriéndose y desuniéndose por varias partes perdieron y recuperaron muchas veces sus asientos…, las aguas de los pozos se elevaron mui notablemente causando maior admiración por la profundidad dellas…, la duración fue de nueve a diez minutos… . Padeció entera ruina la torre del castillo nominada del Homenaje; en sus dos terceras partes de la puerta de Andúxar; una de las dos que fortalecían y guardaban en lo antiguo la puerta baja de Córdoba en la mitad desde lo alto a lo ínfimo y amenazando ruina la otra mitad. Muy maltratada la torre del alcázar que llaman del Conejo cuya demolición instan los maestros para evitar desgracias. Las tres Yglesias parroquiales tienen mucho daño y maior la de Santa María…, se arruinaron y pusieron inhabitables treinta casas pequeñas y un molino de azeite… considerando prezisos tres  mil ducados para reparos  de las que se  distinguen en lo maltratado. No hubo muerte de persona alguna aunque estuvieron dos mujeres a ella mui cercanas, una del golpe de material caído en la iglesia de Santa María y la otra por el mal tratamiento que se le siguió de haberse caído al tiempo de salir de ella, pasando por zima tanta gente. No hubo contratiempo en los ganados, pereciendo sólo dos jumentos.”
     El Obispo de quien se habla más arriba no era otro que fray Benito Marín, que justamente ese mismo año habría rubricado a instancias del Concejo Municipal de Arjona el nombramiento de la Virgen de los Dolores como co-patrona de la ciudad.

Cuadro de fray Benito Marín

      Tres años después, en 1758, con motivo de su visita ad limina al papa Benedicto XIV, relataba sus impresiones personales de aquel fatídico día en los siguientes términos: “No quiero pasar por alto el terremoto, que referiré aquí, que tanto afligió a mi ánimo, y que aún me entristece cuando lo recuerdo, pues en el año 1755 se señaló tristemente el día primero de noviembre, cuando pareció que Dios nos rechazaba y repelía airado, y, sin embargo, se apiadó de nosotros. Conmovió la tierra y la disturbó con terribles y fuertes movimientos… Yo me encontraba, Santo Padre, en la iglesia de Santa María, que está en la villa de Arjona. Y en aquella misma hora administraba el sacramento de la confirmación, como si se cumpliesen las mismas palabras de la epístola de aquel día: No dañéis la tierra y el mar hasta que nos marquemos a los siervos de nuestro Dios en la frente. Estaba predicando, como de costumbre, explicando los ritos de este sacramento. Y he aquí, que de repente, cuando había confirmado a diez o doce personas, se oye un ruido tremendo, y sentimos como cruje el edificio de la iglesia, y la campana suena triste y sola en la torre, se mueve la capilla mayor, se agita el numeroso grupo del pueblo, se asustan las madres mientras los niños rompen a llorar.
     El Señor me salvó de tanta tribulación, quizá de manera milagrosa, pues llegaron dos hombres corriendo de la iglesia, me levantaron de la sede en que me había sentado para confirmar. Enseguida me quitaron las vestiduras sacras que tenía puestas, cuando al instante, con ímpetu cayeron dela bóveda piedras justo sobre la sede vacía que yo ocupaba hasta hacía poco… Podría contar más de las misericordias del Señor, pero sólo diré una, y es que, junto a mí, en el atardecer de aquel día, y a la mañana siguientes, todos los jóvenes y muchachas, los ancianos, los niños, alabaron a Dios, dándole gracias con rogativas públicas: Cantaré eternamente las misericordias del Señor. Pues Él fue nuestro refugio y nos socorrió en nuestras tribulaciones”.

     Fuentes:
    -La imagen de portada pertenece al archivo del Blog.
    -Archivo del Blog.
    -Anales de la ciudad de Arjona. Santiago de Morales Talero. Madrid, 1965.
    -LA DIÓCESIS DE JAÉN A MITAD DEL SIGLO XVIII. D. Francisco Juan Martínez Rojas.

  

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