La creciente admiración por la
naturaleza, puesta de moda por el romanticismo hace posible que la pintura paisajística,
hasta entonces concebida como fondo decorativo de escenografías de recreación
histórica o del retrato, se desmarque como género propio y, gracias a la
progresiva demanda que de esta poética hacen sobre todo los nuevos grupos
sociales que emergen de manera paulatina en la estructura social decimonónica,
los artistas comienzan a prestarle mucha mayor atención.
Manuel Ramírez no fue, en ese sentido, ajeno a esa tendencia y recrearía con sus pinceles a lo largo de su dilatada trayectoria artística numerosos paisajes de lugares variopintos de la geografía
hispana.
Del cuadro que presentamos, desconocemos la fecha de su factura y sus
características técnicas, -dimensiones, soporte utilizado, …-; sin embargo,
parece obvio que el pintor arjonero hizo concesiones en esta obra al impresionismo, a la
pintura al aire libre que persigue captar el momento, del mismo modo que lo
hiciera en el lienzo donado a la ciudad de Arjona, género éste que
paulatinamente se fue abriendo paso como reacción a la pintura de salón y a la
mirada subjetiva del paisaje romántico.
-La imagen pertenece a la página PAISAJISTAS ESPAÑOLES DEL
SIGLO XIX Y XX.
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