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miércoles, 8 de julio de 2015

La pintura bucólica de Manuel Ramírez Ibáñez

     
      Hemos comentado ya en ocasiones precedentes que la pintura paisajista cobró especial relevancia durante el siglo XIX como género autónomo gracias a la creciente admiración por la naturaleza puesta de moda por el romanticismo.
     La burguesía rural, uno de los grupos sociales que se abrían entonces paso en la estructura social decimonónica, comenzó a fijar su residencia en las ciudades y gustaba decorar las estancias de sus casas con ambientes naturales reconocibles llenos de colorismo y exhuberancia vegetal.
      Son composiciones que recrean espacios naturales, serenos y armoniosos, alejados de cualquier tensión o dramatismo, representaciones fieles del natural, en muchos casos, asociadas a idealizaciones bucólicas animadas con la presencia de figuras que mimetizan con el lugar, que invitan al observador a gozar de las emociones transmitidas por el artista.
      Manuel Ramírez participó de esas poéticas recreando paisajes naturales que, en ocasiones acompañaba de vida animada, como los cuadros que presentamos en esta ocasión, de marcado carácter bucólico-pastoril.

El pastorcito, (1887), óleo sobre lienzo

Detalle de esta obra de marcado carácter bucólico-pastoril

Detalle de la firma y fecha de la anterior obra

La pastorcita, (1887), óleo sobre lienzo

Detalle de la obra anterior

Firma y fecha de ejecución de "La pastorcita"

Cabras, obra de M. Ramírez

     Imagen de portada: Detalle de una fotografía enmarcada del ilustre pintor arjonero. Tomada de  la página todocoleccion.net
      Los cuadros “El pastorcito” y “La pastorcita” pertenecen a la Biblioteca Virtual del Patrimonio Bibliográfico del Museo de Cultura.
      La obra “Cabras”, óleo sobre lienzo, se ha tomado de la página artvalue.com

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