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sábado, 13 de diciembre de 2014

Hace 92 años participó el teniente Ruano en una fiesta de exhibición aérea en Andújar


    El jueves 17 de diciembre de 1903, un aeroplano construido con motor de gasolina por los Hnos. Wrigth se elevaría inestablemente en los aires de Kitty Hawk, -este de los EE.UU.-  voló apenas 40 metros y después se posó en el suelo sin ningún contratiempo.
     Fue el primer vuelo tripulado con éxito que hacía, por fin, realidad el sueño que durante siglos había acariciado el hombre de volar como los pájaros.
     Este hito histórico daría lugar a una acelerada carrera en el campo de la aviación mundial cuyos avances técnicos se suceden a partir de ese momento de manera tan vertiginosa que las primeras aeronaves –de estructura de madera con algunas piezas revestidas de tela- quedan desfasadas por otros modelos que incorporan nuevos elementos técnicos perfeccionados que dotan a aquellos rudimentarios artefactos de mayor autonomía de vuelo y seguridad en los desplazamientos.
     Sólo así cabe explicarse que en apenas 6 años el francés Louis Blériot cruzara el 25 de julio de 1909 los 41 kms. que separan Francia de Inglaterra sobre el Canal de la Mancha y, unos días después, se celebrara por primera vez en un ambiente de verdadero entusiamo  ‘La Gran Semana de la Aviación’ (del 22 al 29 de agosto) la primera exhibición aérea, inaugurada en la ciudad de Reims a la que asistió el mismísimo Presidente de la República Francesa. Dos meses después, el 22 de octubre, Élise Deroche se convertía en la primera mujer en pilotar un aeroplano en las afueras de París.
     Las hazañas de aquellos pioneros de la navegación aérea suscitaron un enorme entusiasmo en la sociedad de entonces y la aviación llegó a ser la sensación de la época a pesar de los numerosos contratiempos, percances y accidentes –en la mayoría de los casos con desenlaces fatales- que hubieron de arrostrar aquellos intrépidos pilotos que después de cada hazaña, de cada gesta que agrandaba a la anterior, eran recibidos en actos oficiales por las primeras autoridades y aclamados por las muchedumbres como auténticos héroes, fascinadas por las  evoluciones de los aeroplanos.
     Su difusión por los medios de comunicación contribuyeron a expandir de forma extraordinaria  por todos los rincones del mundo el conocimiento del nuevo invento, generalizándose el deseo de vivir de cerca la experiencia de volar a través de la organización de ‘fiestas de la aviación’ que atraían el interés de todas las capas sociales que acudían a los campos aéreos creados en las afueras de las poblaciones no sólo para albergar espectáculos ocasionales de exhibición aérea sino que servían de aeródromos permanentes para el despegue y aterrizaje de estos artefactos voladores.
     La ciudad de Andújar se sumó a estas iniciativas  y a finales de la segunda década del pasado siglo disponía de su propio campo aéreo que, según recogió la prensa de la época, celebró, coincidiendo con la feria de septiembre, una exhibición aérea en 1920 que concitó el interés de sus habitantes y los de la propia comarca que se acercaron hasta la ciudad iliturgitana con los medios de locomoción de entonces e incluso andando para presenciar las evoluciones de aquellas aeronaves.
     A media mañana del día 10 de septiembre tuvo lugar efectivamente esta exhibición que, desgraciadamente, se tiñó con la tragedia cuando en uno de los vuelos pilotados por el mecánico Camilo Roche, una unidad de la Escuela de la Aviación Civil de Madrid que llevaba como pasajeros a D. Pedro Prieto Ureña, juez municipal de Arjona y a D. Andrés Talero y Talero se incendió en el aire y se precipitó al suelo, falleciendo los dos arjoneros y resultando herido de gravedad el piloto del aparato.
      Varios diarios de la época se hicieron eco del luctuoso suceso que recogieron en estos términos:

 D. Pedro Prieto Ureña, juez municipal de Arjona

Diario La Voz (11-9-1920)

Diario La Correspondencia de España (11-9-1920)

      Pese a la lógica conmoción social que suponía tragedias de esta naturaleza, las fiestas de la aviación siguieron celebrándose en los años sucesivos mientras no cesaban de introducirse adelantos técnicos que mejoraban la seguridad de aquellas primeras aeronaves.
       El 13 de diciembre de 1922, tal día como hoy, la ciudad iliturgitana inauguraba su estación aérea, organizándose para tan señalada ocasión una exhibición aérea en la que tomó parte un militar arjonero, el teniente Ruano. El desarrollo de la misma transcurrió con absoluta normalidad, pero, de regreso a la base de Madrid, el biplano pilotado por el citado teniente, acompañado del capitán Sanz Prieto, comenzó a fallarle el motor a la altura de la Carolina y no pudo tomar tierra en su campo aéreo conocido como “las Ocho Casas”.
     Al parecer, el piloto arjonero intentó maniobras de aterrizaje en el paraje del Ochavo pero las irregularidades del terreno provocaron que el aparato terminase dando una vuelta de campana. El grave contratiempo sin embargo solo provocó heridas a los dos militares que fueron felicitados por las numerosas personas que acudieron al lugar del siniestro y posteriormente recibieron atención sanitaria en el Ayuntamiento carolinense.
      Hoy se cumplen 92 años justamente de esta efemérides.
     Al día siguiente, el diario madrileño “El Sol” informaba del suceso en estos precisos términos:

Información que facilitaba el Diario Sol (14-12-1922) sobre el grave contratiempo que sufría el militar arjonero, teniente Ruano, cuando regresaba  a Madrid, después de participar  como piloto en una  exhibición aérea  celebrada en Andújar

      BIBLIOGRAFÍA:
      -Diario Sol, edición del día 14 de diciembre de 1922.
      -Diario La Voz, edición del 11-9-1920.
      -Diario La Correspondencia de España, edición del 11-9-1920.
      -Diario La Unión Ilustrada, edición del 23-9.1920.
      La imagen de portada recoge el estado en que quedó el aeroplano que participó en la exhibición aérea celebrada el 10 de septiembre de 1920 en Andújar, en el que fallecieron los dos arjoneros citados  en la información.

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