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martes, 4 de noviembre de 2014

90º aniversario de la muerte del pintor Manuel Ramírez. (II) Opiniones de la crítica

     
     
       
     Publicamos la segunda entrega de una serie de seis sobre la vida y obra del ilustre pintor arjonero Manuel Ramírez Ibáñez con motivo del próximo 90º aniversario de su muerte. En esta ocasión nos hacemos eco de las opiniones de la crítica sobre su obra en general y de algunos de sus cuadros más valiosos en particular.

    Sobre su obra en general

      “Ramírez pertenece en su escuela pictórica a ese género serio en que el artista a la par de revelar talento, muestra observación y hace de su obra una real enseñanza. En sus cuadros de historia consigue el sello de distinción que caracteriza todas sus obras. Y el arte que es arte cuando la realidad triunfa, tiene destellos de genialidad al copiar la naturaleza y la vida en sus asuntos. Pocos pintores habrán tan concienzudos para estudiar el natural y pocos también que consigan, sin desvirtuar el carácter de los modelos, idealizar tanto sus creaciones. Dibujante notabilísimo jamás coloca en sus cuadros una sola figura trazada de memoria. Colorista acertado y justo, tampoco da una pincelada que no produzca un efecto imaginario: su conciencia artística es severísima.
                                                                                                                                         (Cecilio Barberán)


       “En esta línea luminista próxima a la goyesca se encuentra el jiennense Manuel Ramirez Ibáñez, quien a pesar de su formación madrileña, concluida en Roma, mantiene, en muchos de sus cuadros, una inconfundible huella de orígenes andaluces”.
                                                                                                                                                (Luis Quesada)

     
        "La obra de Ramírez Ibañez se adscribe a la línea luminista próxima a Sorolla, a pesar de su formación madrileña completada en Roma, en muchos de sus cuadros se percibe la huella de sus orígenes andaluces. Técnicamente, aunque utiliza pinceladas anchas y yuxtapuestas se acerca más al costumbrismo que al impresionismo. La temática de Ramírez Ibáñez discurre por asuntos rurales, paisajes y temas históricos, como la obra que le representa en el Museo de Bellas Artes de Badajoz".           
                                                                                                                         (Román Hernández Nieves)

      Sobre su obra en particular

      CUADRO DONADO POR EL ARTISTA AL AYUNTAMIENTO DE ARJONA
        “La obra donada, de temática rural, pertenece al género paisajístico y, según la crítica, es el lienzo en el que el artista más concesiones hizo al impresionismo: contrapunto luminoso, intensidad cromática, pincelada amplia y suelta y preponderancia de la luz y el color sobre las formas.
         La composición en diagonal atrae la atención hacia el ángulo inferior izquierdo del lienzo en que aparecen, cobijadas bajo la sombra refleja de una construcción de madera, dos grupos de personas  abstraídas en sus cotidianidades: en primer plano una joven sentada en el suelo y apoyada sobre un tronco de madera con un pequeño en su regazo, ajeno a la escena de aparente conversación con una anciana; en un segundo plano, desdibujadas, otras dos figuras.
          En contraposición, la parte de la derecha, más bucólica y luminosa, muestra una vivienda campestre y su entorno trabajados con gran violencia cromática”. 


Obra donada por el autor al Ayuntamiento de Arjona

       CUADRO DE LA SAGRADA FAMILIA
       El cuadro “nos avisa de un pintor de suma exquisitez cromática y ejemplar dibujante, cuya decisión y briosa pincelada son parejas a la justeza de las formas que integran la obra.”
                                                                                                    (Miguel Viribay )


La Sagrada Familia, 1888 (113,5 x  87,5) Fondos de la Diputación Provincial de Jaén

        CUADRO MUERTE DE PIZARRO
      “El autor de la obra Muerte de Pizarro, conquistador del Perú, realiza una representación en diagonal, que divide el cuadro en dos grupos: el de los agresores y el de los agredidos. En este último grupo aparece en primer plano, en el suelo y a la izquierda, la figura del anciano Pizarro en escorzo, vestido de negro, sin armadura, destacando el color blanco de las golas y los rojizos de las calzas y de la Cruz de la Orden de Santiago que lleva sobre su pecho. Agonizante, parece realizar un último esfuerzo, para poder dibujar con su propia sangre el signo de la cruz. Su espada ha quedado aprisionada bajo su cuerpo, el peso de éste hace que la alfombra aparezca curvada a la izquierda.
         Tras la figura de Pizarro está la de uno de sus sirvientes, también en el suelo, medio desdibujado a causa de la oscuridad de la sala. A la derecha vestido con armadura y casco vemos con la espada desenvainada a un hombre que parece dispuesto a rematar a Pizarro, uno de los agresores capitaneados por Juan de Rada. En el ángulo inferior derecho se encuentra la cabeza del hermano de Pizarro, Martínez de Alcántara, asesinado momentos antes. Los arrogantes personajes de la derecha del cuadro perfilando las cabezas del último grupo de asesinos muy bien dibujados. El segundo foco de luz, lo centra la figura de Pizarro –emana de su persona-, y se refleja en la figura del soldado con armadura y postura desafiante. El colorido tenebrista responde a una gama de colores fríos. El cuadro demuestra además un buen dominio técnico, manifestado en gran parte en el gran cuidado que se aprecia en el tratamiento de las telas y en los metales de las armaduras, así como en los gestos.
        Según Carlos Reyero, se puede apreciar gran influencia del cuadro “El asesinato del Duque de Guisa” de Paul Delarroche, algo que ya fue puesto de manifiesto en la Exposición de Bellas Artes de Madrid de 1876 y después en la Exposición Universal de 1878, donde fue ganadora de una medalla de tercera.
       La obra fue adquirida por el Estado en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1878, por un valor de 1750 reales, luego por Real Orden de 5 de mayo de 1879 fue depositado en el Museo Nacional de Pintura. En 1901 fue confiado al Senado, hasta que el 20 de febrero de 1941 fuera depositado definitivamente en el Museo del Ejército de Madrid por el entonces Secretario del Museo Nacional de Arte Moderno”.


Muerte de Pizarro, 1878 (151 x 201) Museo de Ejército

      CUADRO “NOCHE TRISTE”
       “El héroe, al que España le debió no menos que un imperio, aparece sentado en una peña en actitud que denota profundo abatimiento: tras él está la india que le amó de quien fue amado y que supo servirle con fidelidad admirable; no lejos de ellos se ven varios capitanes y hacia la parte de la derecha desfilan los restos de las tropas, entonces allí por primera vez vencidas y que luego tomaron tan gloriosas venganzas. 
      El ambiente que envuelve la escena no tiene la lobreguez y negrura propias de la noche, sino que está todo envuelto en una atmósfera azulada que tiene  mucho de fantástica”.  La composición se distribuye en dos grupos: el de Cortés, la india ricamente ataviada detrás de él y un capitán de espalda que sujeta el caballo del conquistador sobre un fondo boscoso más oscuro; en el grupo de la derecha, más alejado desfilan las derrotadas tropas sobre un fondo más luminoso, constituido por un celaje más propio del alba que de la noche. 
      Destaca la correcta ejecución del paisaje, más aún los brillos de las armaduras, especialmente la de Cortés, pero, sobre todo, la impresión de abatimiento, cansancio y derrota del conquistador y su fiel tropa”.
                                                                                                                                                  (J. O. Picón)


Noche triste, 1890. Museo de Bellas Artes de Badajoz

      CUADRO LAS TENTACIONES DE  SAN ANTONIO, copia de la obra homónima de  Coecke Van Aelste.
      “Pieza sutílisima  donde las haya. Misteriosa en la enormidad del silencioso espacio que rodea a las dos figuras del cuadro: escasamente insinuada la del santo por el contraluz producido sobre ella y la tamizada luz que atraviesa el imaginario muro concebido a manera de casi celeste espacio rocoso, en cuyo primer plano queda insinuada la tentación mediante un cuerpo de mujer muy de estirpe simbolista y, claro es, de cierta respiración porosa adscrita al concepto de cueva que cobra relevancia en pintores románticos como Pérez Villamil. 
      Sin embargo, la más cabal raíz que alienta esta pieza de Ramírez Ibáñez está en el cuadro del mismo nombre pintado por Pieter Coecke Van Aelste conservada en el Museo del Prado. Obra procedente de un ojo especialmente educado y misterioso, hecha para insinuar más que para definir y, en tal caso, tela de evocación misteriosa, cuya plasticidad denota la gran maestría adquirida por su autor cuando este sólo lleva vividos poco más de veinte años y se encuentra en un  proceso que busca su definición, cuya primera y ya muy alta madurez, podemos encontrar en sus excelentes obras de Historia; del otro, en las telas afín a cierta poética romana de la época y ciertas resonancias fortunyanas, convocadas sobre este lienzo a modo de contrapunto luminoso respecto del quehacer del pintor catalán. Sin embargo, aunque con otra pulsión y otra impronta de pincel, Ramírez Ibáñez indagaría también en esas luces de porte y mirada impresionista, en telas como la conservada en el salón de actos del Ayuntamiento de Arjona, ciudad en la que como ya ha sido escrito, nació este soberbio artista; entre los giennenses, el único que en puridad debería figurar entre los Pensionados a Roma”.
                                                                                                  (Miguel Viribay)

Las tentaciones de S. Antonio, 1877 (54 x 70). Diputación de Jaén


      CUADRO TENTACIONES DE  SAN ANTONIO  o “Fausto y Margarita”
      "La atención de nuestro artista estuvo centrada, hasta bien pasados los cuarenta años, en los temas de Historia y en los de aspecto religioso que también fueron cultivados por Ramírez Ibáñez como podemos comprobar en la obra encargada y ejecutada por el maestro para San Francisco el Grande de Madrid en 1884. Junto a esta temática que proporcionaba prestigio y clientes, Ibáñez cultivó otro mundo de marcada influencia onírica que encontró una clientela abierta por toda Europa que, en el caso de Ramírez Ibáñez, se puede analizar en el cuadro “Fausto y Margarita” propiedad de la Diputación de Jaén y pintado en 1877.
      En esta obra, el artista nos muestra con preciosismo un mundo de sueños donde los contrastes producen las luces y las sombras que aquí se advierten señaladas por la profundidad de un cielo oscuro, de ejecución casi esmaltada. Obra de contacto con algunas pinturas de su tiempo, -como el caso de las realizadas por Mélida, por ejemplo- en la que Ramírez deja constancia de su alto grado de preparación capaz de producir sobre la tela registros plásticos de excepcional altura, dentro de una manera de hacer próxima a la miniatura.  Analizar cualquiera de las cabezas que hay sobre la tela nos permite utilizar la lupa para poder comprobar que dentro de ese concepto minucioso existe una manera de hacer suelta donde las pinceladas quedan separadas las unas de las otras lo que evidentemente singulariza la obra, así como también, ciertos sones de fantasmagorías surrealistas que aparecen equidistantes entre la realidad y el sueño para soportar el argumento desde el que nace el cuadro, y, que, además del soporte literario que pueden aportar como complemento del tema, del argumento, tienen sin duda la experiencia plástica de una tradición que, arrancando de Bosco, nuestro artista pudo analizar minuciosamente en los cuadros de aquel conservados en el Museo del Prado, principalmente en “El jardín de las Delicias”. 
                                                                                         (Miguel Viribay)

      CUADRO LAS PASTORCILLAS
      "En esta obra Manuel Ramírez conjuga el género del paisaje con el de la pintura de costumbres, dos temáticas en alza a finales del s. XIX tanto por su carácter decorativo como por la revalorización de los géneros anteriormente considerados menores que se vivió en esta centuria. Vemos un bosque de gran naturalismo, trabajado con una acertada pincelada cambiante capaz de reflejar la textura blanca y fresca del musgo, la miríada de colores formada por la alfombra de hojas del suelo, la precisa calidad del tronco de los árboles. Perfectamente inmersas en el paisaje vemos a dos pastorcillas cargando hatillos de leña, acompañadas por un pequeño rebaño de ovejas trabajadas con una especial maestría".
                                                                                                     (Casa de subastas  SETDART.COM)


Pastorcillas recogiendo leña, 1888 (73 x 118)

      CUADRO PEDIR LIMOSNA PARA ENTERRAR EL CUERPO DE D. ALVARO DE LUNA
      "D. Álvaro de Luna fue condestable del rey Juan II de Castilla. Ejerció un
poder indiscutido frente a la nobleza y los infantes de Aragón, de lo que se derivaron varios enfrentamientos y dos destierros para el condestable. Finalmente el propio rey ordenó su ajusticiamiento en Valladolid en 1453. Su cuerpo decapitado fue enterrado gracias a las limosnas del pueblo, que es el momento escogido por el pintor.
      En cuanto al estilo, destaca el preciosismo de la factura, propio de la pintura de historia, y el gusto por el color luminoso que aprendió de su maestro José Villegas, en Roma, donde gozó de una pensión sufragada por la Diputación Provincial de Jaén. Esta obra consiguió 2ª Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes".
                                                        (Museos de Andalucía. Museo de Jaén)


Pedir limosna  para enterrar el cuerpo de D. Álvaro de Luna. (365 x 300) Museo de Jaén

                           BIBLIOGRAFÍA:   

                         -CUADROS DE HISTORIA EN EL MUSEO DEL EJÉRCITO.

                         Autoras: Matilde Arias Estévez y Beatriz Tovar Ramírez.
                        -PINTURA DE HISTORIA EN EL MUSEO DE BELLAS ARTES DE                                          BADAJOZ. Autor: Román Hernández Nieves. Doctor de 
                         Historia del Arte y Director del Museo de Bellas Artes de Badajoz. 
                        -ARJONA: GALERÍA DE PERSONAJES. Antonio Rivas Morales .                                             Granada, 2013.
                         VISITA EN MADRID A MANUEL RAMÍREZ, por CECILIO
                         BARBERÁN.
                         OPINIONES DE CRÍTICOS SOBRE RAMÍREZ, por LUIS
                        QUESADA Y MIGUEL VIRIBAY.
                      -Mecenazgo de la Diputación en torno al arte. Miguel Viribay.
                       -Casa de subastas SETDART.
                            La imagen de portada pertenece al libro "CONOCER ARJONA". 
                          Ayto. de Arjona, 1999. Impresiones Alhamar.
      

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