Los ecos de estas manifestaciones maravillosas, repetidas en los días siguientes, llegaron hasta el Obispado. Su titular, el Cardenal Baltasar Moscoso y Sandoval, hizo información jurídica de estos hechos, primitivo origen de la devoción arjonera hacia sus Santos.
Destacamos, a través de la palabra y la imagen, el retrato descriptivo del entonces Obispo de Jaén según testimonios documentales de 1680.
“Fue D. Baltasar pequeño, pero bien dispuesto. El color del rostro trigueño, la cabeza grande, i algo mas ancha, que suelen ser otras, hacia la parte del cerebro. Venerablemente calvo. El cabello castaño, el rostro aguileño; los ojos grandes, negros, i apacibles: La nariz perfilada con debida proporcion. La boca moderada, los labios encendidos, i el inferior algo mas à fuera, que el superior. Las cejas, bozo, i barba bien pobladas.
Aunque el natural era mui vivo, i poco acomodado à las virtudes; el continuo, i valiente exercicio de mortificacion, i el estudio de la prudencia, moderaban de arte los movimientos, i las inclinaciones naturales, que solo, en conocer las vencidas, se conocian; i asi con sus medidas palabras, con su grave, i honesto mirar, con el reposo de su andar, componia”.
Aunque el natural era mui vivo, i poco acomodado à las virtudes; el continuo, i valiente exercicio de mortificacion, i el estudio de la prudencia, moderaban de arte los movimientos, i las inclinaciones naturales, que solo, en conocer las vencidas, se conocian; i asi con sus medidas palabras, con su grave, i honesto mirar, con el reposo de su andar, componia”.
Para ver el retrato, realizado por el grabador Gregorio Fosman en 1679, pincha aquí.
Fuente: DON BALTASAR Y MOSCOSO DE SANDOVAL. Autor: F. Antonio de Jesús María. Madrid, 1680.
Fuente: DON BALTASAR Y MOSCOSO DE SANDOVAL. Autor: F. Antonio de Jesús María. Madrid, 1680.
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