martes, 20 de enero de 2015

El legado arquitectónico del Rey Alhamar: la Alhambra de Granada



      “A Alhamar, el varón más insigne de la casa de NASAR, fundador de la Alhambra. Porque sobrepujaste los límites del tiempo y del espacio, haciendo palidecer todas las bellezas de la Naturaleza, al crear las maravillas de este Alcázar, para ceñir de gloria y de inmortalidad las divinas sienes de la ciudad inconfundible y única, recibe el homenaje conmovido de Granada y con él la admiración y respeto del mundo, (…)”

                     Imagen del  Rey Alhamar

      Con estas elogiosas palabras, recogidas en una lápida frente a la Puerta de las Granadas, el Patronato de la Alhambra tributaba homenaje al ilustre arjonero que instauró la dinastía de los nazaritas e impulsó la creación de la fortaleza militar y complejo palaciego más importante de la arquitectura en al-Andalus, verdadera joya artística medieval declarada en 1984 por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad y hoy convertida en el conjunto monumental histórico-artístico más visitado por los turistas en España.
      La etimología de la palabra Alhambra procede del vocablo árabe al-Hamra (La Roja) y forma parte de la expresión ‘al–Qal-à al–Hamrä’ (Fortaleza Roja) en alusión, según algunos historiadores al color rojizo de los materiales utilizados en su construcción, según otros, al color de la colina donde se haya emplazada.
      Sea como fuere, la Alhambra fue erigida en un lugar estratégicamente privilegiado desde el que se domina toda la ciudad y la vega granadina, lo que hace sospechar a los investigadores que antes de la llegada de las primeras oleadas de musulmanes a la zona pudieran existir ya algunas construcciones fortificadas, levantadas por los anteriores pobladores de aquellas tierras.  En todo caso, si son conocidas las referencias históricas que dan testimonio de las obras de reparación y refuerzo a finales del s. IX, exactamente en el año 889, del antiguo castillo allí enclavado, emprendidas por el zirí Sawwar ben Hamdun durante las luchas civiles que enfrentaron por aquel entonces a facciones árabes y muladíes.
      Los cabecillas  ziríes, sin embargo no fijaron nunca su residencia en aquel recinto amurallado, prefiriendo para tal fin la zona del Albaicín. Fue el rey Mohamed ben al-Hamar quien, prendado de la hermosura que rodeaba a aquel lugar y de su envidiable posición estratégica, decidió establecer su residencia y comenzó la construcción de la Alhambra, marcando el devenir de aquella fortaleza y el inicio de su etapa de mayor esplendor.
     Las obras emprendidas durante el reinado del primer monarca nazarí comenzaron con los trabajos de reforzamiento del amurallado de la parte más antigua del castillo o alcazaba, emplazado en el lugar más elevado de la colina de al-Sabika, en la margen izquierda del Darro, frente a los barrios del Albaicín y la Alcazaba.
      Continuaron con la construcción de  las torres de la Vela, la Quebrada y del Homenaje, atalaya ésta última que se cree fue acondicionada para vivienda familiar del monarca y de los miembros de su corte. Tiene una altura de 26 mts., disponía de seis plantas y en los sótanos existía una mazmorra que también era utilizada como almacén de aprovisionamiento de granos, sal y especias.

Torre del Homenaje, acondicionada para vivienda familiar  del monarca nazarí
      La Torre de la Vela, la de mayores dimensiones, es de planta cuadrada, de 16 metros de lado, y 26,80 de altura. Poseía 4 pisos, una planta baja con silo para almacenamiento de víveres y una mazmorra para alojar a los cautivos. Fue una torre almenada con funciones de defensa y vigilancia, hasta que perdió sus almenas en el terremoto de 1522. Disponía también de una campana que los árabes utilizaban  para anunciar los grandes acontecimientos.
      Los cristianos la utilizarían más tarde para dar las horas y, posteriormente, para avisar a los labriegos de la vega de cuando debían regar sus campos.

            Torre de la Vela
      El 2 de enero de 1492 finalizaba la conquista del último reducto musulmán en tierras hispanas, y hacia las 3 de la tarde se izaba por vez primera la bandera castellana, acto simbólico que desde entonces se viene repitiendo anualmente en dicha fecha.
        En las postrimerías de su reinado, el rey Alhamar acometería la construcción del palacio y la ampliación del recinto amurallado, tareas ambas que quedaron inconclusas en el momento de su repentina muerte, acaecida tal día como hoy, 20 de enero, de 1273 y que proseguirían sus sucesores Mohamed II (1273-1302) y Mohamed III (1302-1309).

                   Cerámica  de la Plaza de los Coches 
     A lo largo de los reinados de Yúsuf I (1333-1353) y Mohamed V (1353-1391) se embellecieron las estancias palaciegas y las torres y se dotaron de las magníficas zonas ajardinadas que, con las periódicas intervenciones de restauración y mantenimiento llevadas a cabo en todas las épocas, se ha logrado conservar este impresionante legado del rey Alhamar, que en la actualidad pueden admirar cuantos visitantes se acerquen a la ciudad de Granada.

Busto en bronce del Rey Alhamar.  (Plaza de Sta. María)


     BIBLIOGRAFÍA:
     -historialia.com
     -alhambradegranada.org
     -juntadeandalucia.es
     -alhambra.org 

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